sábado, 29 de agosto de 2015

A vida nas agitadas e amargas águas da História


Aí acima temos o recorte de uma capa do jornal espanhol El País. Na foto, imigrantes flutuando no Mediterrâneo, lutando contra a morte por afogamento, no curso da viagem para chegar à Europa. A foto é "forte" (esse eufemismo para ocultar o que dói na vista e deveria doer na consciência)? A muitos não comove nem um pouco, mas há registros piores, como a dos vários e vários corpos que chegam sem vida às praias europeias ou a do caminhão de transportar carne encontrado abandonado em uma estrada austríaca com 71 imigrantes mortos.  No fundo, em boa parte, a responsabilidade por essa tragédia é da própria Europa. E não falo necessariamente por decorrência do seu passado colonial em África, mas sim em função do seu papel, como parceira dos Estados Unidos, na desestabilização e derrubada de governos africanos/do Médio Oriente. Governos que, a despeito da autocracia, ou talvez por isso mesmo, mantinham a unidade territorial dos países e a sua "coesão" interna, como era o caso da Líbia. Por trás de uma falsa bandeira de democracia,  o Ocidente cristão não mediu forças em atacar países islâmicos, transformando-os em 'casos de caos infernais', fazendo vir ao de cima as tendências mais extremistas do islamismo, cujo produto final temos agora na forma do Estado Islâmico. O resultado está aí: países destroçados e as suas populações - com muitas pessoas fugindo dos conflitos internos - batendo às portas da Europa. A democracia, o Ocidente não promoveu nessas nações, mas apossou-se do seu petróleo. A França, por exemplo, após participar da derrubada de Kadafi, logo firmou contrato com as novas autoridades da Líbia ficando com 40% da produção petrolífera. É uma realidade distante que choque? É. Pois então pense no Brasil, e procure informações sobre como muitos haitianos e bolivianos - dentre outras nacionalidades - têm sido tratados em nosso país ultimamente. Lá, na Europa, como cá, esses são os irresolúveis paradoxos da civilização ocidental cristã, que o ateísmo de José Saramago tanto denunciava - ou mais do que isso, o problema do "Fator deus", como ele sustentava. No caso da ação bélica levada a cabo pelo Ocidente cristão contra os povos do Oriente, trata-se de algo que vem de longe - a ponta da espada das Cruzadas tem muito a dizer a esse respeito. Daí o historiador uruguaio Carlos Di Palma ter escrito que a nossa civilização passará a história como a mais cruel e sanguinária que a humanidade já conheceu. A conferir isso no texto a seguir. 


Por Carlos Di Palma 

Observando la foto de decenas de náufragos libios flotando en el mar a punto de morir ahogados que ha publicado el diario El País de España, yo, Carlos Di Palma, asumo mi condición de profesor de Historia, para decir avergonzado que nuestra “civilización”, “cultura” o como quiera definirse, Occidental y Cristiana, pasará a la historia como la más cruel, sanguinaria y terrorista que jamás haya conocido la Humanidad. Eso será lo que enseñen mis colegas en sus clases dentro de unos cien, o a lo sumo 200 años en sus clases (si antes no nos cargamos el Mundo entero) No conozco culturas ,o imperios que hayan sobrevivido más de 2.000 años. Nosotros estamos en ese límite. Empezamos a molestar y matar a esta pobre gente ya en tiempos de las Cruzadas. No queríamos solo matar a los infieles, sino lo que buscábamos era robarles sus riquezas. Hubo pueblos como los chinos que hicieron murallas para no ser invadidos, pero nosotros teníamos el espíritu de invadir y saltar esas murallas .Los pueblos que construyen muros o murallas para separarse de otros pueblos son siempre necios, o simplemente no han aprendido nada de la Historia. Mandamos a gente como Marco Polo que era nada más que un espía para informar que había de robable en tan lejanas tierras. Lo mismo hicieron los exploradores ingleses en la India y en el África. Luego de sus informes, venían los ejércitos.
A principios del siglo XX se despertó la necesidad del petróleo, y ahí fuimos a robar el oro negro. Casta que se doblegaba, le perdonamos la vida y la llenamos de lujo como Arabia Saudí, y los que se rebelaron fueron exterminados. Últimamente hemos visto como hemos destruido sociedades como la afgana, la iraquí, la libia etc, etc, etc. Nos mostraban los noticieros a la hora de la cena como nuestra maravillosa tecnología bélica podía hacer volar una aldea, un barrio entero colocando una cámara de TV en la punta del misil, destruyendo familias enteras, rebaños, cultivos considerándolos simplemente “daños colaterales” Ahora tenemos los Drones, que matan por control remoto… ¿es esto terrorismo? No sé ustedes, pero a mí me produce mucho terror. No recordemos las bombas atómicas sobre Japón , ni las de napalm sobre Viet-Nam. Ellos no tienen “drones”, pero la desesperación los lleva a un arma aún más terrible y precisa: los “drones humanos”. Hemos destruido Libia que era un país estable y próspero. Era necesario eliminar al dictador Kadafi para “regalarles “ la democracia. Francia formó parte de la coalición y luego firmó contratos petroleros con las nuevas “autoridades” quedándose con el 40% de la producción. Pues que ahora el país de la “libertad, igualdad y fraternidad” se haga cargo del 40% de los refugiados. Una importante funcionaria de la ONU ha propuesto bombardear los puertos de salida de estas embarcaciones precarias, y da igual si los barcos están vacíos o llenos de gente. Los refugiados, los desplazados, los desesperados se están agolpando en nuestras fronteras. Será imposible frenarlos porque le hemos destruido todo y solo les queda lanzarse al mar. Estamos pagando las consecuencias de los estragos que hemos cometido para lograr “espacio vital”. Nuestra civilización es un barco que se hunde… pronto estaremos como estos desgraciados de la fotografía de la vergüenza.


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