1) Fica-se por saber se as demonstrações de inabilidade técnica e as trabalhadas são involuntárias ou não. O fato é que não se faz uma reforma como essa do modo como se está a proceder, sem interação com os segmentos envolvidos e por Medida Provisória, a ser aprovada em até 120 dias.
2) O "casamento" entre as cinco áreas (linguagem, matemática, ciências humanas, ciências naturais, ciências biológicas) e a flexibilização de componentes curriculares (filosofia, sociologia, artes, etc.) oscila entre o confuso e o nonsense.
3) A ideia de trancamento de matrícula numa fase etária em que, diferente da universidade, se está a trabalhar com adolescentes (o que demanda maior acompanhamento em termos de indicação de diretrizes) pode se tornar um estímulo à evasão.
4) Subvaloriza-se as ciências humanas, assim como os cursos de licenciatura. No primeiro caso, é possível notar o regresso de uma compreensão ultrapassada sobre capital humano; no segundo, ignoram-se os requisitos formativos, do ponto de vista pedagógico, necessários ao processo de ensino e aprendizagem.
5) As redes particulares de ensino serão beneficiadas com a reforma, pois, com a flexibilização proposta, estarão livres para não ofertar componentes curriculares ou minimizá-los, dispensando professores ou precarizando ainda mais o trabalho docente, sob o discurso da redução de custos - ou, dito de outro modo, em função do aumento dos lucros.
6) Last but not least, chama a atenção a inconsistência (o primarismo, beirando o senso comum) de apreciações críticas que têm sido feitas à proposta de reforma - inconsistência de quem, por dever de ofício, não deveria ser inconsistente na análise. De algum modo, isso é um reflexo das fragilidades que têm marcado a pesquisa educacional brasileira ultimamente, onde, por exemplo, determinadas perspectivas têm se limitado a fazer a apologia de autores e/ou a brandir modas acadêmicas. Neste último caso, a propósito, é bastante sintomático o modo como o conceito de Estado tem sido deslocado de muitos estudos em educação, sob alegações as mais bizarras possíveis. Pois bem, agora, está aí o Estado, à Mendonça Filho-Michel Temer, com uma inconcebível proposta de reforma do Ensino Médio, e, perante isso, as reações dos referidos segmentos da pesquisa educacional se limitam a repetição de lugares-comuns. O trabalho acadêmico requer mais do que 'festivais celebratórios' e oba-oba de eventos.
A propósito do papel do Estado na educação e um pouco sobre o que está em causa no Brasil, do ponto de vista das políticas educativas, neste momento, escrevi o artigo aí abaixo para uma publicação chilena.
ESTADO,
EDUCACIÓN Y LOS NUEVOS ESCENARIOS EN BRASIL
Por Ivonaldo Leite
Los sistemas educativos nacionales han sufrido diversas
transformaciones desde su constitución en el siglo XIX. Algunas obedecen a su
dinámica interna, pero otras reflejan transformaciones más generales en el
patrón de relación entre Estado y la sociedad.
Como se ha dicho Emilio Fanfani, la actual configuración
de la relación entre Estado, sociedad y sistema educativo responde a una
evolución que reconoce dos etapas fundamentales.
La primera adquiere sus rasgos distintivos luego de la
crisis de 1930 y de la segunda guerra mundial y se extiende, en los países
capitalistas centrales, hasta el estallido de la crisis del petróleo en 1973, y
en los países latinoamericanos hasta la eclosión de la crisis de la deuda
externa en 1982. A partir de ese momento se abre una segunda etapa, todavía en
curso.
En el contexto de la crisis de 1930, la educación juega
un papel central, puesto que era percibida como una inversión clave para la
promoción tanto del crecimiento económico como de la justicia social. Las
políticas educativas dominantes durante este período procuraron estimular en el
sistema educativo prácticas conducentes a la producción de individuos
fácilmente adaptables a los procesos políticos y productivos vigentes.
Sin duda el interés estatal en la integración nacional de
las poblaciones bajo su autoridad resultó el motor de la expansión de los
sistemas educativos en origen. El motor para la expansión de la cobertura y de
la equidad del sistema resultó de la necesidad de realización del ideal de
integración y promoción social característicos de los Estados de posguerra.
Uno de los aspectos básicos de los Estados de posguerra es
su carácter intervencionista. El Estado interventor asumía un rol central en el
mantenimiento de este equilibrio, interviniendo en la establecimiento de los
precios y en la distribución del ingreso, directamente, a través de la política
monetaria y la política de impuestos, e, indirectamente, a través, de la política
de salud, la política de asistencia social y la política educativa. Era
necesario que el Estado nacional centralizara tanto la recaudación y la
distribución de los recursos financieros como el diseño de los currícula,
dejando para las jurisdicciones sub-nacionales y los agentes privados solamente
la responsabilidad de la provisión directa de los servicios.
Pero la crisis del Estado interventor puso en cuestión no
solamente el arreglo socioeconómico que sostuvo el equilibrio de posguerra,
sino también los pilares que sostuvieron la expansión de los sistemas
educativos. El ideal universalista que inspiró la constitución y expansión de
los sistemas educativos ha entrado en declive.
En países como Brasil, después de más de una década de
políticas educativas activas del Estado, ahora el gobierno Temer adopta nuevas
directrices que regresan a una agenda mínima del Estado en la educación. El discurso del nuevo ministro de educación está marcado por la tesis de la
reducción de la inversión y la privatización.
En verdad, las nuevas reformas educativas brasileñas
plantean una versión atrasada de la teoría del capital humano. Esto significa
que o que impulsa a más gente a estudiar cada vez más años no es tanto o no
solamente la expectativa razonable de una mejora en el ingreso en el mercado
laboral sino la devaluación de los títulos académicos y las credenciales
educativas. El solo hecho que cada vez más gente acceda al mismo título
disminuye inmediatamente el valor de ese título, y de las habilidades que ese
título simboliza en el mercado de trabajo. Este es un tema central para el debate sobre
la reforma de la educación secundaria brasileña.
El dilema de Brasil es no sólo desde el punto de vista de
las reformas educativas, sino también el tipo de enfoque teórico y metodológico
que muchos investigadores educativos han adoptado en sus estudios. En general, estos enfoques en nada tiene que ver con la realidad brasileña
y de Latinoamérica. Por lo tanto son sólo modas teóricas que alimentan egos y intereses
en el mercado académico.
De todos modos, en fin, hay un serio riesgo de las nuevas
políticas resultaren en una marcada segmentación del sistema educativo
brasileño, y, consecuentemente, de la estructura de oportunidades educativas y
sociales.