Ora bem, caro leitor, a seguir reproduzo uma entrevista com Pierre Levy, filósofo e especialista nos 'meandros' da sociedade da informação. Precavendo-se de determinadas manifestações impressionistas, que, em geral, promovem o 'fetichismo tecnológico', vale a pena a leitura do texto.
Pierre Levy: 'meandros' da sociedade da informação |
¿Cómo puede
definirse el hipertexto?
Es
necesario distinguir el principio general del hipertexto; es decir, una matriz
de textos posibles, con sus aplicaciones particulares, que no explotan
necesariamente todas las posibilidades. Mientras el texto tradicional es
lineal, el hipertexto está construido por redes y ofrece al usuario -se dice
también el "navegante"-un cierto número de caminos que, en principio,
no están estrictamente definidos. En los bancos de datos clásicos, las
informaciones tienen el mismo formato y son ubicadas bajo un modo lógico por su
relación de clases y subclases o en el "desorden alfabético".
El
hipertexto, en contrapartida, reúne las informaciones en formato muy
heterogéneo, organizadas según los lazos asociativos transversales, que tienen
sentido para el usuario, un poco como las informaciones estarían clasificadas
en nuestra memoria: A partir de la posibilidad de utilizar no solamente el
texto, sino también la imagen y el sonido, se habla a menudo de multimedia
interactivo más que de hipertexto y apenas comenzamos a recibir las
consecuencias de las posibilidades de un soporte de inscripción no estática,
que posee una memoria y capacidades de inferencia autónoma. En esta
perspectiva, uno de los aspectos más interesantes de las redes hipertextuales
es su variabilidad. Los programas (soportes lógicos) que se encuentran en el
mercado le permiten construir su red y transformarla, hacerla evolucionar según
sus necesidades. Este aspecto plástico es menos sensible en los hipertextos
editorializados en forma de discos compactos (cd-rom o cd-i) y cuyo contenido
es, generalmente, de tipo enciclopédico. Pero, desde mi punto de vista, el gran
futuro innovador del texto está en la mensajería electrónica más que en la
edición. En varias grandes empresas y universidades estadounidenses, los
individuos se comunican a través de una mensajería organizada
hipertextualmente.
Los
corresponsales escriben en conjunto un hipertexto estructurado, por ejemplo, en
grandes preguntas que se distribuyen a su vez en respuestas y preguntas,
vinculadas a los argumentos de apoyo a las respuestas, etcétera. Aparece así
una suerte de escritura colectiva bastante bizarra, en el sentido en que el
medio de comunicación es, al mismo tiempo, el objeto común construido por el
grupo. La enciclopedia del siglo XXI será probablemente una mensajería, pues
los conocimientos evolucionan a tal velocidad que el hecho de imprimirlos no
tendrá mucho sentido. Finalmente diría que el hipertexto, esta nueva forma de
expresión, me interesa en la medida en que hace emerger nuevos géneros de
enunciados no discursivos. Cuando escribimos, nuestra proposición original
tiene poco espacio, la parte más gruesa del texto está consagrada a colocar en
un contexto la nueva idea. En contrapartida, en un hipertexto colectivo, el
referente está ya ahí. La manera como se liga su proposición original al
contexto no se hace produciendo un discurso, pero sí construyendo uniones,
eventualmente ellas mismas indexadas. La unión se convierte en una forma--no
discursiva--de enunciado. Otro tipo de enunciados no discursivos son: los
esquemas o diagramas que traducen los puntos de vista sobre la conectividad de
un hipertexto; los mapas, que forman parte de éste, ofrecen señales y
orientación al "navegador".
¿Las
investigaciones sobre inteligencia artificial suponen una visión del
funcionamiento de la inteligencia humana?
Existen
tres maneras de concebirlas relaciones entre la informática avanzada y la
inteligencia humana. Primeramente, la perspectiva de la simulación, que es
aquélla de la inteligencia artificial histórica o clásica. En este caso, la
máquina debe ser capaz de imitar lo más perfectamente posible un comportamiento
inteligente. La segunda, cada vez más extendida, consiste en estudiar el
sistema cognitivo humano, no para imitarlo, pero sí para concebir tecnologías
intelectuales (ayuda al razonamiento, la imaginación, la creación, la decisión,
etcétera) que se imbrican de manera armoniosa con la inteligencia humana. En
fin, una tercera aproximación consiste en examinar en qué medida estas tecnologías
intelectuales de soporte informático terminan por influir en nuestro
funcionamiento mental ordinario. Si el uso de técnicas es constitutivo de
nuestras actividades cognitivas--es el caso, por ejemplo, de la escritura y la
tipografía--es imposible describir una inteligencia humana "pura",
pues siempre está en vías de artificialización. Este proceso se manifiesta de
dos formas. Por una parte, aprehendemos nuestras funciones síquicas a través de
analogías técnicas--la memoria es un gran registro o un hipertexto, la razón es
una calculadora lógica, etcétera. Por otro lado, en nuestra práctica efectiva
nuestras actuaciones cognoscitivas son prolongadas y transformadas por el uso
de tecnologías intelectuales. Si disponemos de un sistema experto nuestras capacidades
de diagnóstico serán ampliadas y aprenderemos a razonar de una cierta
manera.
¿Qué refIexión inspira la
aparición del tiempo real en la trasmisión de informaciones?
En
informática el tiempo real es la reacción inmediata de sistemas demandados por
los utilizadores. Se podría hacer la analogía con la idea de directo sobre el
plano mediático. Lo más interesante en este caso es lo que el tiempo real
implica para los saberes que se elaboran hoy sobre soportes informáticos. Los
bancos de información, los sistemas expertos, los modelos numéricos son
concebidos para estar perpetuamente al día y sufren, contrariamente a lo que
pasa en el soporte impreso, una metamorfosis permanente. Se puede extender la
idea de tiempo real de la megamáquina tecnosocial que, también, evoluciona a
gran velocidad, a las retroacciones fulgurantes. Desde la Segunda Guerra
Mundial, la sociedad se transformó a tal ritmo que, desde mi punto de vista,
estamos obligados a repensar completamente nuestra relación con el tiempo. No se
trata más de velocidades de producción, transporte o transmisión de
informaciones sino de una velocidad de cambio de referencia, el fondo mismo
sobre el cual nos habíamos habituado a medir los movimiento sí una velocidad
trascendental de alguna manera. Entre miles de problemas planteados por este
tiempo real, en sentido extenso, evidenciamos la gran dificultad de pensar el
futuro. En efecto, el futuro se deja, cada vez menos, aprehender en el
horizonte de un proyecto, porque no tenemos más tiempo para desearlo. No hay
más obstáculo o distancia entre el presente y el futuro. Al contrario, el
futuro es constantemente presente, nos embiste, nos destina a las metamorfosis
inesperadas. Entonces la dificultad es, simplemente, subsistir, permanecer a
flote en este torrente de futuro que viene a sumergir al presente. ¿ Cómo
reinventar el proyecto--y no contentarse con una pura y simple
"adaptación"--cuando el tiempo histórico se ha transformado en tiempo
real?
En las investigaciones
desarrolladas sobre inteligencia artificial, el modelo conexionista se liga más
a la percepción que al razonamiento. ¿ La inteligencia artificial imita el
funcionamiento del cerebro?
El
conexionismo es una tendencia muy influenciada por la neurobiología. Está en
boga desde hace unos seis años y retoma las ideas de la cibernética de los años
cincuenta. Usted sin duda sabe que un ordenador clásico está compuesto de
órganos especializados, entre los cuales se encuentra una memoria y un
procesador central que ejecuta, unas después de otras, las instrucciones de un
programa. Ahora bien, el cerebro humano no hace caso a un solo procesador, pero
sí a millones de neuronas interconectadas y trata las informaciones
simultáneamente "en paralelo". Igualmente, la memoria no es asunto de
un órgano especializado, pero pone verdaderamente en juego un gran número de
mecanismos heterogéneos y, sobre todo, está distribuida en el conjunto de la
red neuronal. En fin, el cerebro no sigue un programa muy definido, no obedece
a ningún supercerebro; se dice, por lo tanto, que se autoorganiza. No se sabe
aún muy bien cómo funciona, pero una cosa es segura: no se parece a un
ordenador clásico. La idea de los conexionistas es construir ordenadores que se
parezcan al cerebro. Equipan redes de pequeños autómatas imitando bastante
groseramente el comportamiento de las neuronas y cuyas conexiones mutuas son
demasiado plásticas para que las redes puedan fácilmente transformarse y, por
lo tanto, aprender... Estos sistemas conexionistas que actualmente son, en su
mayor parte, simulados en ordenadores clásicos logran reconocer bastante bien
las formas--existen por ejemplo aplicaciones interesantes en lectura
automática--, pero permanecen sumamente débiles en lo que toca a la comprensión
del lenguaje y al razonamiento explícito. En este caso prefiero hablar de
medium interactivo de transmisión de saber - hacer más que de inteligencia
artificial.
¿ Estamos actualmente ante una
homogeneización de la comunicación?
La
numerización generalizada está a punto de unificar el sector de la
comunicación. Anteriormente, los oficios de la edición, el periodismo, el cine,
la televisión, las telecomunicaciones y la informática representaban, cada uno,
un mundo particular, con sus soportes y procedimientos de producción y
distribución específicos. Hoy todos éstos hablan cada vez más el mismo
lenguaje.
Las
representaciones numéricas pasan de un sector a otro y todos ponen en práctica
procedimientos iguales. A este respecto, la mutación más importante concierne,
probablemente, a la televisión numérica que se promete para muy pronto. Los
receptores de televisión serán entonces los ordenadores especializados en el
tratamiento de imágenes. Se puede pensar que los productores de emisiones de
televisión alimentarán importantes bases de datos de imágenes animadas y que el
telespectador compondrá sus programas escudriñando esos bancos. Este trabajo de
investigación se hará eventualmente con la ayuda de soportes lógicos
especializados, instruidos por sus "maestros", que detectarán en tiempo
real, en red numérica, toda novedad susceptible de interesar al espectador. Una
buena parte de funciones de la administración podría ser transferida hacia el
receptor, a un extremo tal que el espectador tendría la posibilidad de
convertirse en coproductor o codirector de escena.
Usted
deplora que los filósofos no se preocupen de la técnica más que para rechazarla
en bloque, como si se tratara de un dominio totalmente externo al humano. ¿Cuál sería esta
tecnodemocracia que desea profundamente?
Si
se admite que el desarrollo tecnocientífico es uno de los principales factores
de transformación de la vida social, uno de los motores contemporáneos de la
historia, entonces una democracia consecuente debería tomar en cuenta este
fenómeno en el seno del debate público. Ahora bien, la única manera como este
desarrollo es abordado hoy es a través de la ecología, la defensa del medio
ambiente o los comités de ética. La tecnodemocracia consistiría en colocar las
preguntas planteadas por el desarrollo de la tecnociencia en el centro del
debate público, y especialmente porque la apuesta de poderes enorme. Cuando
alguna administración estatal pone en su lugar el minitel o cuando tal
multinacional farmacéutica o agroalimentaria elabora una nueva molécula hay,
progresivamente, reorganización de la sociedad. Los poderes construyen nuevas
redes sociotécnicas con el fin de constituir los puntos de paso obligados en
provecho del seno de estas redes. Me parece que el ciudadano, por su estatus,
debía tener voto y hablar sobre todas estas transformaciones. La rapidez de las
evoluciones contemporáneas puede ser considerada como una oportunidad de
asirse. La velocidad es tal que todas las instituciones y situaciones
adquiridas son desestabilizadas. Esta relativa apertura debe ofrecer la ocasión
de intervenir e interrogarse sobre la nueva cultura que tenemos que construir.
Pero esto implica no tener más reacciones cobardes frente al desarrollo
tecnocientífico.
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Fonte: http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.com.br/2010/07/pierre-levy-el-tiempo-real-una.html
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