quarta-feira, 28 de maio de 2014

Tempo real, velocidade transcendental

Ora bem, caro leitor, a seguir reproduzo uma entrevista com Pierre Levy, filósofo e especialista nos 'meandros' da sociedade da informação. Precavendo-se de determinadas manifestações impressionistas, que, em geral, promovem o 'fetichismo tecnológico', vale a pena a leitura do texto.


Pierre Levy: 'meandros' da sociedade da informação 

¿Cómo puede definirse el hipertexto? 
Es necesario distinguir el principio general del hipertexto; es decir, una matriz de textos posibles, con sus aplicaciones particulares, que no explotan necesariamente todas las posibilidades. Mientras el texto tradicional es lineal, el hipertexto está construido por redes y ofrece al usuario -se dice también el "navegante"-un cierto número de caminos que, en principio, no están estrictamente definidos. En los bancos de datos clásicos, las informaciones tienen el mismo formato y son ubicadas bajo un modo lógico por su relación de clases y subclases o en el "desorden alfabético". 

El hipertexto, en contrapartida, reúne las informaciones en formato muy heterogéneo, organizadas según los lazos asociativos transversales, que tienen sentido para el usuario, un poco como las informaciones estarían clasificadas en nuestra memoria: A partir de la posibilidad de utilizar no solamente el texto, sino también la imagen y el sonido, se habla a menudo de multimedia interactivo más que de hipertexto y apenas comenzamos a recibir las consecuencias de las posibilidades de un soporte de inscripción no estática, que posee una memoria y capacidades de inferencia autónoma. En esta perspectiva, uno de los aspectos más interesantes de las redes hipertextuales es su variabilidad. Los programas (soportes lógicos) que se encuentran en el mercado le permiten construir su red y transformarla, hacerla evolucionar según sus necesidades. Este aspecto plástico es menos sensible en los hipertextos editorializados en forma de discos compactos (cd-rom o cd-i) y cuyo contenido es, generalmente, de tipo enciclopédico. Pero, desde mi punto de vista, el gran futuro innovador del texto está en la mensajería electrónica más que en la edición. En varias grandes empresas y universidades estadounidenses, los individuos se comunican a través de una mensajería organizada hipertextualmente. 

Los corresponsales escriben en conjunto un hipertexto estructurado, por ejemplo, en grandes preguntas que se distribuyen a su vez en respuestas y preguntas, vinculadas a los argumentos de apoyo a las respuestas, etcétera. Aparece así una suerte de escritura colectiva bastante bizarra, en el sentido en que el medio de comunicación es, al mismo tiempo, el objeto común construido por el grupo. La enciclopedia del siglo XXI será probablemente una mensajería, pues los conocimientos evolucionan a tal velocidad que el hecho de imprimirlos no tendrá mucho sentido. Finalmente diría que el hipertexto, esta nueva forma de expresión, me interesa en la medida en que hace emerger nuevos géneros de enunciados no discursivos. Cuando escribimos, nuestra proposición original tiene poco espacio, la parte más gruesa del texto está consagrada a colocar en un contexto la nueva idea. En contrapartida, en un hipertexto colectivo, el referente está ya ahí. La manera como se liga su proposición original al contexto no se hace produciendo un discurso, pero sí construyendo uniones, eventualmente ellas mismas indexadas. La unión se convierte en una forma--no discursiva--de enunciado. Otro tipo de enunciados no discursivos son: los esquemas o diagramas que traducen los puntos de vista sobre la conectividad de un hipertexto; los mapas, que forman parte de éste, ofrecen señales y orientación al "navegador". 

¿Las investigaciones sobre inteligencia artificial suponen una visión del funcionamiento de la inteligencia humana? 
Existen tres maneras de concebirlas relaciones entre la informática avanzada y la inteligencia humana. Primeramente, la perspectiva de la simulación, que es aquélla de la inteligencia artificial histórica o clásica. En este caso, la máquina debe ser capaz de imitar lo más perfectamente posible un comportamiento inteligente. La segunda, cada vez más extendida, consiste en estudiar el sistema cognitivo humano, no para imitarlo, pero sí para concebir tecnologías intelectuales (ayuda al razonamiento, la imaginación, la creación, la decisión, etcétera) que se imbrican de manera armoniosa con la inteligencia humana. En fin, una tercera aproximación consiste en examinar en qué medida estas tecnologías intelectuales de soporte informático terminan por influir en nuestro funcionamiento mental ordinario. Si el uso de técnicas es constitutivo de nuestras actividades cognitivas--es el caso, por ejemplo, de la escritura y la tipografía--es imposible describir una inteligencia humana "pura", pues siempre está en vías de artificialización. Este proceso se manifiesta de dos formas. Por una parte, aprehendemos nuestras funciones síquicas a través de analogías técnicas--la memoria es un gran registro o un hipertexto, la razón es una calculadora lógica, etcétera. Por otro lado, en nuestra práctica efectiva nuestras actuaciones cognoscitivas son prolongadas y transformadas por el uso de tecnologías intelectuales. Si disponemos de un sistema experto nuestras capacidades de diagnóstico serán ampliadas y aprenderemos a razonar de una cierta manera. 

¿Qué refIexión inspira la aparición del tiempo real en la trasmisión de informaciones? 
En informática el tiempo real es la reacción inmediata de sistemas demandados por los utilizadores. Se podría hacer la analogía con la idea de directo sobre el plano mediático. Lo más interesante en este caso es lo que el tiempo real implica para los saberes que se elaboran hoy sobre soportes informáticos. Los bancos de información, los sistemas expertos, los modelos numéricos son concebidos para estar perpetuamente al día y sufren, contrariamente a lo que pasa en el soporte impreso, una metamorfosis permanente. Se puede extender la idea de tiempo real de la megamáquina tecnosocial que, también, evoluciona a gran velocidad, a las retroacciones fulgurantes. Desde la Segunda Guerra Mundial, la sociedad se transformó a tal ritmo que, desde mi punto de vista, estamos obligados a repensar completamente nuestra relación con el tiempo. No se trata más de velocidades de producción, transporte o transmisión de informaciones sino de una velocidad de cambio de referencia, el fondo mismo sobre el cual nos habíamos habituado a medir los movimiento sí una velocidad trascendental de alguna manera. Entre miles de problemas planteados por este tiempo real, en sentido extenso, evidenciamos la gran dificultad de pensar el futuro. En efecto, el futuro se deja, cada vez menos, aprehender en el horizonte de un proyecto, porque no tenemos más tiempo para desearlo. No hay más obstáculo o distancia entre el presente y el futuro. Al contrario, el futuro es constantemente presente, nos embiste, nos destina a las metamorfosis inesperadas. Entonces la dificultad es, simplemente, subsistir, permanecer a flote en este torrente de futuro que viene a sumergir al presente. ¿ Cómo reinventar el proyecto--y no contentarse con una pura y simple "adaptación"--cuando el tiempo histórico se ha transformado en tiempo real? 

En las investigaciones desarrolladas sobre inteligencia artificial, el modelo conexionista se liga más a la percepción que al razonamiento. ¿ La inteligencia artificial imita el funcionamiento del cerebro? 
El conexionismo es una tendencia muy influenciada por la neurobiología. Está en boga desde hace unos seis años y retoma las ideas de la cibernética de los años cincuenta. Usted sin duda sabe que un ordenador clásico está compuesto de órganos especializados, entre los cuales se encuentra una memoria y un procesador central que ejecuta, unas después de otras, las instrucciones de un programa. Ahora bien, el cerebro humano no hace caso a un solo procesador, pero sí a millones de neuronas interconectadas y trata las informaciones simultáneamente "en paralelo". Igualmente, la memoria no es asunto de un órgano especializado, pero pone verdaderamente en juego un gran número de mecanismos heterogéneos y, sobre todo, está distribuida en el conjunto de la red neuronal. En fin, el cerebro no sigue un programa muy definido, no obedece a ningún supercerebro; se dice, por lo tanto, que se autoorganiza. No se sabe aún muy bien cómo funciona, pero una cosa es segura: no se parece a un ordenador clásico. La idea de los conexionistas es construir ordenadores que se parezcan al cerebro. Equipan redes de pequeños autómatas imitando bastante groseramente el comportamiento de las neuronas y cuyas conexiones mutuas son demasiado plásticas para que las redes puedan fácilmente transformarse y, por lo tanto, aprender... Estos sistemas conexionistas que actualmente son, en su mayor parte, simulados en ordenadores clásicos logran reconocer bastante bien las formas--existen por ejemplo aplicaciones interesantes en lectura automática--, pero permanecen sumamente débiles en lo que toca a la comprensión del lenguaje y al razonamiento explícito. En este caso prefiero hablar de medium interactivo de transmisión de saber - hacer más que de inteligencia artificial. 

¿ Estamos actualmente ante una homogeneización de la comunicación? 
La numerización generalizada está a punto de unificar el sector de la comunicación. Anteriormente, los oficios de la edición, el periodismo, el cine, la televisión, las telecomunicaciones y la informática representaban, cada uno, un mundo particular, con sus soportes y procedimientos de producción y distribución específicos. Hoy todos éstos hablan cada vez más el mismo lenguaje. 

Las representaciones numéricas pasan de un sector a otro y todos ponen en práctica procedimientos iguales. A este respecto, la mutación más importante concierne, probablemente, a la televisión numérica que se promete para muy pronto. Los receptores de televisión serán entonces los ordenadores especializados en el tratamiento de imágenes. Se puede pensar que los productores de emisiones de televisión alimentarán importantes bases de datos de imágenes animadas y que el telespectador compondrá sus programas escudriñando esos bancos. Este trabajo de investigación se hará eventualmente con la ayuda de soportes lógicos especializados, instruidos por sus "maestros", que detectarán en tiempo real, en red numérica, toda novedad susceptible de interesar al espectador. Una buena parte de funciones de la administración podría ser transferida hacia el receptor, a un extremo tal que el espectador tendría la posibilidad de convertirse en coproductor o codirector de escena. 

Usted deplora que los filósofos no se preocupen de la técnica más que para rechazarla en bloque, como si se tratara de un dominio totalmente externo al humano. ¿Cuál sería esta tecnodemocracia que desea profundamente? 

Si se admite que el desarrollo tecnocientífico es uno de los principales factores de transformación de la vida social, uno de los motores contemporáneos de la historia, entonces una democracia consecuente debería tomar en cuenta este fenómeno en el seno del debate público. Ahora bien, la única manera como este desarrollo es abordado hoy es a través de la ecología, la defensa del medio ambiente o los comités de ética. La tecnodemocracia consistiría en colocar las preguntas planteadas por el desarrollo de la tecnociencia en el centro del debate público, y especialmente porque la apuesta de poderes enorme. Cuando alguna administración estatal pone en su lugar el minitel o cuando tal multinacional farmacéutica o agroalimentaria elabora una nueva molécula hay, progresivamente, reorganización de la sociedad. Los poderes construyen nuevas redes sociotécnicas con el fin de constituir los puntos de paso obligados en provecho del seno de estas redes. Me parece que el ciudadano, por su estatus, debía tener voto y hablar sobre todas estas transformaciones. La rapidez de las evoluciones contemporáneas puede ser considerada como una oportunidad de asirse. La velocidad es tal que todas las instituciones y situaciones adquiridas son desestabilizadas. Esta relativa apertura debe ofrecer la ocasión de intervenir e interrogarse sobre la nueva cultura que tenemos que construir. Pero esto implica no tener más reacciones cobardes frente al desarrollo tecnocientífico. 
----------------------------------
Fonte: http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.com.br/2010/07/pierre-levy-el-tiempo-real-una.html


  

segunda-feira, 26 de maio de 2014

A infância em questão

Aí abaixo você tem uma entrevista com Manuel Jacinto Sarmento, Pesquisador do Instituto de Estudos da Criança da Universidade do Minho/Portugal, e, inegavelmente, uma referência no campo da sociologia da infância. Há já um bom tempo a compreensão do universo das crianças assimilou o contributo sociológico.  

Manuel Jacinto Sarmento: olhares da sociologia da infância 


É possível definir um tipo de infância? 
Essa questão é controversa e muito debatida por diferentes autores. Alguns dizem que é necessário falar da infância no singular para tratá-la como categoria social. Os sociólogos que trabalham com essa visão se preocupam com indicadores sociais de demografia ou de economia e também de natureza simbólica. Na demografia, procura-se perceber de que modo o grupo infantil estabelece relações de porcentagem com outros agrupamentos populacionais e quais são os diferentes espaços que ocupam na sociedade. Do ponto de vista econômico, entende-se que as crianças, com exceção daquelas vinculadas ao trabalho infantil, se caracterizam por não participar da economia e, por isso, não são importantes como classe econômica. No simbólico, as concessões que existem traduzem-se nos modos de agir dos adultos em relação às crianças. Há também os sociólogos que trabalham na base interpretativa ou crítica, que tendem a encontrar e pluralizar as formas de infância. Consideram que a ação caracteriza a categoria pelos desempenhos coletivos e individuais, que são atravessados pelos gêneros, pelas classes sociais, pelas etnias, pelas diferenças que dizem respeito ao espaço no mundo e tendem a enfatizar que existem várias infâncias.

E qual é o seu entendimento sobre a infância? 
Não é possível dizer que há uma única infância. Necessitamos articular as concepções para perceber o que é comum a todas as crianças. Na minha opinião, ela deve ser percebida como um grupo geracional, distinto do mundo adulto. As crianças são diferentes umas das outras e, nessa diversidade, há fatores sociais acentuados, que não são puramente individuais. Por exemplo, há elementos comuns por uma parte de tempo de suas vidas, pois vivem sob a guarda de responsáveis, já que não são capazes de ficarem sozinhas. No entanto, isso mudou ao longo do tempo. A independência delas tem sido retardada em relação ao que ocorria há 20 anos. A entrada no mercado de trabalho se dava mais cedo e, por isso, ficavam longe da guarda de seus pais precocemente.

Como a infância tem sido interpretada pelos adultos? 
Vivemos em um tempo em que há uma coincidência de várias concepções - desde que a criança deve ser submetida a processos rigorosos de controle de autoridade até a que ela, sendo um ser de direito, precisa ser respeitada na sua autonomia. Essas representações são bem diferenciadas e acompanham a história da humanidade nos últimos 250 anos. É possível dizer que há dois polos. Um deles é que a criança é um ser irracional e imoral e, por isso, deve ser submetida a processos de racionalização e moralização, que acontecem pela educação, seja familiar ou escolar. A outra concepção é que a criança é naturalmente boa e que, para educá-la, basta sustentar e apoiar seu desenvolvimento. Vale ressaltar que essas compreensões são produzidas, principalmente, na sociedade ocidental e disseminadas pelo mundo. É preciso que todos saibam que existem infâncias diferentes. No Brasil, por exemplo, há comunidades indígenas em que só se deixa de ser criança ao se tornar pai ou mãe.

Como o docente pode chegar mais perto do que as crianças pensam para estabelecer uma comunicação mais adequada? 
A escola foi edificada com base em um modelo cognitivo, ou seja, um entendimento de homem, de sociedade, de cultura e de criança, que sempre formou os educadores. A instituição escolar é pensada como um lugar de transmissão de cultura para um sujeito que está inserido na sociedade e em processo de transição. A passagem pela escola serve para que isso seja garantido. Ela está centrada na comunicação, portanto, no poder do adulto sobre a criança, pois se supõe que os pequenos são seres em desenvolvimento e passam por várias etapas. No entanto, os estudos da criança têm dito, há 20 anos, de maneira muito enfática, que elas necessitam ser conhecidas em sua verdadeira realidade. Não há linearidade e nem teleologia que independam de contexto e também de circunstância em que se encontram os pequenos. Precisamos trabalhar em uma renovação na concepção que forma os professores, pois eles decidem o trabalho nas escolas.

Quais são os danos para as crianças mais afastadas culturalmente da escola? 
Elas reagem desenvolvendo estratégias de sobrevivência, como abandonar a escola precocemente e procurar sentido para a vida fora desse espaço. Isso nada mais é que uma atitude de resistência. O indivíduo encontra satisfação e referência pessoal no contato com amigos e vizinhos e, por isso, passa a criar aspirações e expectativas compatíveis com essas motivações. No entanto, é importante destacar que há benefícios mesmo quando há danos, pois essas crianças encontram duas coisas fundamentais na escola: um espaço público e de convivência. No primeiro caso, elas são reconhecidas como membros de uma sociedade, o que é simbolicamente importante. No segundo, é fundamental conviver com outras crianças e poder desenvolver as culturas de pares. É claro que pode haver outros benefícios, mas isso depende da capacidade que a escola tem de gerir sua autonomia e de ir ao encontro dos que estão mais afastados de sua cultura, promovendo relações, produzindo seu conhecimento a partir do que se percebe e, nessas circunstâncias, poder lidar e gerir mais adequadamente o abandono, se ele acontecer.

O senhor defende que as crianças participem de maneira ativa na vida social. De que maneira? 
A participação da criança na sociedade é um elemento novo que está expresso no documento A Convenção sobre os Direitos da Criança, das Nações Unidas, de 1989, em que se consagrou a ideia de que a criança não pode ser ignorada em sua opinião sobre os aspectos que lhe dizem respeito, atendendo à capacidade que ela tem de exprimir a própria opinião. Sua participação social significa que o conhecimento que ela tem deve ter voz, deve ser auscultada e deve ter efeito, ou seja, influenciar seu modo de vida. Atualmente há um movimento nas cidades amigas da criança, cujo eixo central é ouvi-las na formulação de políticas públicas no que diz respeito ao mobiliário, ao equipamento, à mobilidade, à programação de atividades etc. Elas deveriam ser ouvidas também politicamente e isso não tem a ver com o fato de ter direito a voto, ainda que não seja uma ideia não instrumentada. Isso acontece em alguns grupos sociais. Em uma comunidade indígena brasileira, por exemplo, sempre que há um assunto importante, todos se reúnem em assembleia e têm direito de exprimir opinião. A decisão cabe aos mais velhos, mas sempre depois de ouvir a todos. Inclusive, as mulheres grávidas podem falar duas vezes porque é considerado o filho que se desenvolve no seu ventre. Isso é a ruptura com um modelo mental do nosso tempo em que a criança não tem participação política porque não fala.

Como funcionaria na prática? 
Trata-se de criar dispositivos institucionais para auscultação das vozes das crianças por meio de inquéritos de opinião, caixas de sugestões, linhas de comunicação - seja telefônica ou pela internet - e realização de processos de audição. Isso pode, em alguns casos, nomear representantes dos grupos infantis organizados com seus conselhos para serem ouvidos. É um modelo que reproduz as democracias ocidentais. Essa atitude necessita ser permanente, não pode se esgotar no dia a dia e precisa de dimensão mais profunda, seja na escola, na cidade ou na família. Há vários municípios que desenvolvem atividades e projetos assim. Os mais conhecidos são os de algumas cidades italianas.

Muitos produtos direcionados ao público infantil são feitos por adultos e, inclusive, carregam os valores do mundo adulto. De que maneira isso influencia a vida das crianças? 
Na cultura industrial, em que os conteúdos e os produtos são feitos pelos adultos para o consumo infantil, nunca se deixa de reproduzir os estereótipos do mundo adulto. Walt Disney, por exemplo, tem uma produção cultural própria de grande difusão com conceitos e valores identificados como patriarcais, paternalistas, conservadores, que revelam padrões de uma família ocidental em que raras vezes se encontram modelos diferentes dos anglo-saxônicos. Essas produções também são formas culturais influentes e com muita capacidade de atração. Isso se deve ao fato de elas jogarem na dimensão da ficcionalidade, que é importante na cultura da infância, ou seja, na transposição imaginária do real e da ludicidade. Alguns estudos têm mostrado que há uma grande homologia entre os movimentos imaginários dos adultos e os das crianças na produção da indústria cultural infantil e que essa relação vai acompanhando o fluxo dos tempos.

O senhor afirma, em seus estudos, que as crianças são produtoras de cultura. Como é possível, se elas são influenciadas pelos adultos? 
As crianças não estão sob a tutela dos adultos o tempo todo. Elas sofrem processos de socialização na relação com os pais, as famílias, os vizinhos e os professores, mas também se envolvem socialmente com seus pares. Nas brincadeiras e nos jogos, seja em tempo real ou virtual. Isso é comum e importante. Mesmo atravessadas pelos adultos, elas produzem culturas próprias. É comum atribuir ao adulto o título de produtor cultural, mas é importante ressaltar que eles também são atravessados pelas culturas que herdaram. Não há diferença sobre a condição do adulto como produtor cultural e a da criança. O pintor Pablo Picasso, por exemplo, foi um produtor cultural revolucionário, que alterou muito a cultura ocidental e fez muitas relações com as quais convivia. Produção cultural, mesmo quando genial, é sempre feita na relação. É importante que as crianças produzam a própria cultura nas condições que têm para fazer isso.
----------------------
Fonte: http://revistaeducacao.uol.com.br/textos/161/artigo234827-1.asp

quarta-feira, 21 de maio de 2014

Alunos, ensino e aprendizagem

Um amigo lusitano repassa-me alguns extratos do livro The Schools We Need; And Why We Don´t Have Them ('As escolas que precisamos e por que não as temos'), de Eric Donald Hirsch Jr.  De determinado modo, fez-me lembrar um aluno que certa feita disse-me que algumas abordagens em sala de aula mais lhe pareciam lero-lero, com isso ele querendo dizer 'conversa vazia', uma forma de passar o tempo e de desprezo pelos conteúdos. É exatamente contra isso que o livro de Hirsh se volta. Contra a embroamação e o embuste no processo de ensino-aprendizagem, onde as avaliações e atribuição de notas, por exemplo, são tratadas de forma descriteriosa - e o que é mais grave, no caso dos professores da escola básica, trata-se de uma situação que é até mesmo impulsionada pelas condições de trabalho que eles têm. A seguir, reproduzo dois extratos do trabalho de Hirsch. 


"Sobre o ensino centrado no aluno", ou "escola centrada no estudante", para abranger níveis de escolaridade maiores. A expressão é a autodescrição da educação progressiva, tal como vem em "A Escola Centrada na Criança" de Rugg ("The Child-Centered School", 1928). A ideia é resumida na frase "ensine-se a criança, e não a matéria". A oposição entre ensino centrado na criança e ensino centrado na matéria implica que o ensino com foco na matéria tende a ignorar os sentimentos, os interesses e a individualidade da criança. Os progressivistas descrevem a instrução centrada no assunto como consistindo num formato de lições recitativas, escuta passiva, prática sem pensar e aprendizagem rotineira, e dirigida apenas para problemas académicos que não têm um interesse intrínseco para a criança.  A oposição entre matéria e criança implica que a tónica na primeira equivale a uma escolaridade desumana e ineficaz. Este quadro não passa de uma caricatura. A observação mostrou, pelo contrário, que as crianças estão mais interessadas num bom ensino de matéria programática do que num ensino de orientação afectiva centrado no aluno. A posição contra a matéria programática é essencialmente anti-intelectual. A dicotomia entre matéria e criança tem com excessiva frequência resultado no insucesso a ensinar às crianças as matérias e competências de que elas precisam. Um tal desaire não pode, sob nenhuma forma rigorosa de linguagem, ser descrito como "centrado na criança".» (p.244-245).

"Sobre descoberta e aprendizagem". Refere-se ao método de ensino que monta projectos ou co0loca problemas tais que os estudantes conseguem descobrir o conhecimento sozinhos, por meio de experiências práticas e resolução de problemas, mais do que através de manuais e lições. Os progressivistas fizeram desse ensino a principal ou mesmo exclusiva forma de ensino a começar pelo "método de projecto" . É inquestionável que a aprendizagem pela descoberta, feita pelo próprio e exigindo muito tempo e esforço,  é mais capaz de ser retida do que o conhecimento passado verbalmente. É também verdade que o conhecimento  adquirido num contexto realista como parte de um esforço para resolver um problema será provavelmente conhecimento bem compreendido e integrado. Sem dúvida que a aprendizagem por descoberta é um método efectivo - mas só quando funciona. Há duas contrariedades de peso à confiança preponderante ou exclusiva neste método. Em primeiro lugar, nem sempre os estudantes fazem sozinhos as descobertas que alguém julga que iriam fazer; de facto, por vezes fazem "descobertas" erradas. Portanto, é essencial seguir os estudantes para verificar se o objectivo desejado foi atingido e, se não, para o atingir por métodos directos. Em segundo lugar, a aprendizagem pela descoberta revelou-se um tanto ineficiente. Não só por  os estudantes não conseguirem, por vezes, sozinhos, ganhar os conhecimentos e competências que se esperava que ganhassem, mas também porque  não chegam lá suficientemente depressa. Ou seja, cabe ao professor coordenar o processo de ensino-aprendizagem, devendo ter a competência necessária» ( p.250). 

terça-feira, 20 de maio de 2014

'Tempos líquidos, amores líquidos'

Aí abaixo, você tem extratos de uma entrevista do sociólogo polonês Zygmunt Bauman concedida à Revista Isto É, e mediada pela jornalista Adriana Prado. Em foco, as suas formulações em torno dos 'tempos e dos amores líquidos'. 

Bauman: 'amor líquido, amor até segundo aviso'

O que caracteriza a “modernidade líquida”?
 Líquidos mudam de forma muito rapidamente, sob a menor pressão. Na verdade, são incapazes de manter a mesma forma por muito tempo. No atual estágio “líquido” da modernidade, os líquidos são deliberadamente impedidos de se solidificarem. A temperatura elevada — ou seja, o impulso de transgredir, de substituir, de acelerar a circulação de mercadorias rentáveis — não dá ao fluxo uma oportunidade de abrandar, nem o tempo necessário para condensar e solidificar-se em formas estáveis, com uma maior expectativa de vida.
 As pessoas estão conscientes dessa situação?
 Acredito que todos estamos cientes disso, num grau ou outro. Pelo menos às vezes, quando uma catástrofe, natural ou provocada pelo homem, torna impossível ignorar as falhas. Portanto, não é uma questão de “abrir os olhos”. O verdadeiro problema é: quem é capaz de fazer o que deve ser feito para evitar o desastre que já podemos prever? O problema não é a nossa falta de conhecimento, mas a falta de um agente capaz de fazer o que o conhecimento nos diz ser necessário fazer, e urgentemente. Por exemplo: estamos todos conscientes das conseqüências apocalípticas do aquecimento do planeta. E todos estamos conscientes de que os recursos planetários serão incapazes de sustentar a nossa filosofia e prática de “crescimento econômico infinito” e de crescimento infinito do consumo. Sabemos que esses recursos estão rapidamente se aproximando de seu esgotamento. Estamos conscientes — mas e daí? Há poucos (ou nenhum) sinais de que, de própria vontade, estamos caminhando para mudar as formas de vida que estão na origem de todos esses problemas.
 Ao se conectarem ao mundo pela internet, as pessoas estariam se desconectando da sua própria realidade?

 Os contatos online têm uma vantagem sobre os offline: são mais fáceis e menos arriscados — o que muita gente acha atraente. Eles tornam mais fácil se conectar e se desconectar. Casos as coisas fiquem “quentes” demais para o conforto, você pode simplesmente desligar, sem necessidade de explicações complexas, sem inventar desculpas, sem censuras ou culpa. Atrás do seu laptop ou iPhone, com fones no ouvido, você pode se cortar fora dos desconfortos do mundo offline. Mas não há almoços grátis, como diz um provérbio inglês: se você ganha algo, perde alguma coisa. Entre as coisas perdidas estão as habilidades necessárias para estabelecer relações de confiança, as para o que der vier, na saúde ou na tristeza, com outras pessoas. Relações cujos encantos você nunca conhecerá a menos que pratique. O problema é que, quanto mais você busca fugir dos inconvenientes da vida offline, maior será a tendência a se desconectar.
 E o que o senhor chama de “amor líquido”?
 Amor líquido é um amor “até segundo aviso”, o amor a partir do padrão dos bens de consumo: mantenha-os enquanto eles te trouxerem satisfação e os substitua por outros que prometem ainda mais satisfação. O amor com um espectro de eliminação imediata e, assim, também de ansiedade permanente, pairando acima dele. Na sua forma “líquida”, o amor tenta substituir a qualidade por quantidade — mas isso nunca pode ser feito, como seus praticantes mais cedo ou mais tarde acabam percebendo. É bom lembrar que o amor não é um “objeto encontrado”, mas um produto de um longo e muitas vezes difícil esforço e de boa vontade.
 Nesse contexto, ainda faz sentido sonhar com um relacionamento estável e duradouro?
 Ambos os tipos de relacionamento têm suas próprias vantagens e riscos. Em um mundo “líquido”, em rápida mutação, “compromissos para a vida” podem se revelar como sendo promessas que não podem ser cumpridas — deixando de serem algo valioso para virarem dificuldades. O legado do passado, afinal, é a restrição mais grave que a vida pode impor à liberdade de escolha. Mas, por outro lado, como se pode lutar contra as adversidades do destino sozinho, sem a ajuda de amigos fiéis e dedicados, sem um companheiro de vida, pronto para compartilhar os altos e baixo? Nenhuma das duas variedades de relação é infalível. Mas a vida também não o é. Além disso, o valor de um relacionamento é medido não só pelo que ele oferece a você, mas também pelo que oferece aos seus parceiros. O melhor relacionamento imaginável é aquele em que ambos os parceiros praticam essa verdade.
 O que explicaria o crescimento do consumo de antidepressivos?
 Você colocou o dedo em um dos muitos sintomas da nossa crescente intolerância ao sofrimento – na verdade, uma intolerância a cada desconforto ou mesmo ligeira inconveniência. Em uma vida regulada por mercados consumidores, as pessoas passaram a acreditar que, para cada problema, há uma solução. E que esta solução pode ser comprada na loja. Que a tarefa do doente não é tanto usar sua habilidade para superar a dificuldade, mas para encontrar a loja certa que venda o produto certo que irá superar a dificuldade em seu lugar. Não foi provado que essa nova atitude diminui nossas dores. Mas foi provado, além de qualquer dúvida razoável, que a nossa induzida intolerância à dor é uma fonte inesgotável de lucros comerciais. Por essa razão, podemos esperar que essa nossa intolerância se agrave ainda mais, em vez de ser atenuada.
 E a obsessão pelo corpo perfeito?
 Não é o ideal de perfeição que lubrifica as engrenagens da indústria de cosméticos, mas o desejo de melhorar. E isso significa seguir a moda atual. Todos os aspectos da aparência corporal são, atualmente, objetos da moda, não apenas o cabelo ou a cor dos lábios, mas os tamanhos dos quadris ou dos seios. A “perfeição” significaria um fim a outras “melhorias”. Na cirurgia plástica, são oferecidos aos clientes cartões de “fidelidade”, garantindo um desconto nas sucessivas cirurgias que eles certamente irão realizar. Assim como a indústria de celebridades, a indústria cosmética não tem limites e a demanda por seus serviços pode, a princípio, se expandir infinitamente.
 O que está por trás desse culto às celebridades?
 Não é só uma questão de candidatos a celebridades e seu desejo por notoriedade. O que também é uma questão é que o “grande público” precisa de celebridades, de pessoas que estejam no centro das atenções. Pessoas que, na ausência de autoridades confiáveis, líderes, guias, professores, se oferecem como exemplos. Diante do enfraquecimento das comunidades, essas pessoas fornecem “assuntos-chave” em torno dos quais as quase-comunidades, mesmo que apenas por um breve momento, se condensam —para desmoronar logo depois e se recondensar em torno de outras celebridades momentâneas. É por isso que a indústria de celebridades está garantida contra todas as depressões econômicas.
 Como fica o futuro nesse contexto de constantes mudanças?
 Nossos ancestrais eram esperançosos: quando falavam de "progresso", se referiam à perspectiva de cada dia ser melhor do que o anterior. Nós estamos assustados: “progresso”, para nós, significa uma constante ameaça de ser chutado para fora de um carro em aceleração. De não descer ou embarcar a tempo. De não estar atualizado com a nova moda. De não abandonar rapidamente o suficiente habilidades e hábitos ultrapassados e de falhar ao desenvolver as novas habilidades e hábitos que os substituem. Além disso, ocupamos um mundo pautado pelo “agora”, que promete satisfações imediatas e ridiculariza todos os atrasos e esforços a longo prazo. Em um mundo composto de “agoras”, de momentos e episódios breves, não há espaço para a preocupação com “futuro”. Como diz um outro provérbio inglês: “Vamos cruzar essa ponte quando chegarmos a ela”. Mas quem pode dizer quando (e se) chegar e em que ponte?
 O que o sr. diria ao jovens?
 Eu desejo que os jovens percebam razoavelmente cedo que há tanto significado na vida quando eles conseguem adicionar isso a ela através de esforço e dedicação. Que a árdua tarefa de compor uma vida não pode ser reduzida a adicionar episódios agradáveis. A vida é maior que a soma de seus momentos.
---------------
Fonte: http://www.istoe.com.br/

sexta-feira, 16 de maio de 2014

Melancolia e a dupla luz da noite romântica

O livro Revolta e Melancolia: o Romantismo na Contramão da Modernidade, de Michael Löwy e Robert Sayre, já comentado neste espaço, começa a ganhar contornos de um clássico. Prova disso é a quantidade de recensões feitas a seu respeito. Sempre estamos a nos deparar com mais uma. A dupla luz da noite romântica a cintilar. Abaixo, reproduzo a recensão da obra feita pelo Prof. Elias Thomé Saliba, do Departamento de História (USP).  


Révolte et mélancolie
Edição original, em francês, da obra de Löwy e Sayre - a tradução brasileira foi publicada pela Editora Vozes 

 Elias Thomé Saliba

Num pequeno principado de clima ameno e agradável, um jovem soberano chamado Paphnutius decidiu instituir, por decreto, o iluminismo: mandou "derrubar as florestas, tornar os rios navegáveis, cultivar batatas, construir estradas e vacinar contra a varíola". Mas, para que tal decreto se efetivasse, decidiu, após os conselhos do seu ilustrado ministro, "expulsar do reino as fadas, essas inimigas do espírito iluminista que se ocupavam perigosamente do maravilhoso e propagavam, sob o nome de poesia, um veneno secreto que tornava as pessoas absolutamente inaptas para o serviço do iluminismo". Nem é preciso dizer que, apesar de todas as preocupações, as fadas continuaram a frequentar o principado e a propagar o seu veneno secreto.

Esta fábula contida na novela satírica "O Pequeno Zacharias", escrita em 1820, por Hoffmann, é expressiva dos impasses, dificuldades e ambiguidades da visão romântica. Este é o tema do livro "Revolta e Melancolia", de Michael Lowy e Robert Sayre.
No meio do vale-tudo das inúmeras tentativas de definição do romantismo, o livro já tem o mérito de sugerir um conceito que, sem ser arbitrário, é pelo menos altamente seletivo. Já que o romantismo não corresponde às categorias habituais, sejam filosóficas (racionalismo/empirismo/idealismo), sejam políticas (esquerda/direita, conservadores/liberais, progressistas/reacionários) -ele acaba por deslizar através das malhas conceituais das ciências humanas, permanecendo como uma espécie de continente esquecido das humanidades.
Para além destas polarizações, sempre superficiais, o romantismo é definido como aquela vasta paisagem cultural que implicou na elaboração da primeira e talvez mais profunda "autocrítica da modernidade". A sensibilidade romântica é, na sua essência, uma crítica da modernidade, isto é, da civilização capitalista moderna, em nome de valores e ideais do passado. Mas, felizmente, os autores não ficam apenas nesta definição abstrata. Inspirados no fascínio romântico pela noite, que os escritores e poetas românticos opunham àquele emblema clássico do racionalismo que era a luz, Lowy e Sayre conduzem os leitores a uma longa e erudita viagem, cujo título tomam emprestado da conhecida metáfora de Gérard de Nerval: a noite romântica é iluminada pela dupla luz da estrela da revolta e do "sol negro da melancolia".
O roteiro da viagem é definido a partir de certas características da modernidade que pareciam insuportáveis à sensibilidade romântica: o desencantamento, a quantificação e a mecanização do mundo, a abstração racionalista e a dissolução dos vínculos sociais.
Definido este roteiro, a viagem começa pela gênese do romantismo, com Novalis e Schlegel, Byron e Coleridge, Stendhal e Michelet, cujas obras expressavam a desagregadora experiência da perda, a nostalgia melancólica por aquilo que foi perdido mas, sobretudo, uma forte recusa da realidade social presente. A viagem prossegue por uma breve excursão teórica sobre a sensibilidade romântica em Marx, Rosa Luxemburgo e Lukács. Segue apontando facetas dispersas do romantismo no século 20: no socialismo místico de Charles Péguy, no "sonho acordado" de Ernst Bloch, no esforço de "reencantamento" do mundo em André Breton e nos surrealistas, na crítica da cultura burguesa em Henri Lefèbvre e Marcuse, nas turbulências estudantis de maio de 1968.
Inspirando-se em Karl Polanyi, os autores procuram mostrar que o princípio de base, que constituiu a ruptura sem precedentes operada pela instauração da modernidade capitalista, permaneceu intacto no nosso século: a dominação da sociedade pela "economia" sob a forma do onipotente valor da troca. Assim, ainda hoje existiria um inconsciente romântico, discernível nos grandes temas da crítica da cultura moderna. Mesmo naquelas sociedades nas quais vingou o "socialismo real", as fadas românticas continuaram a destilar o secreto veneno da crítica, pois estas sociedades não fizeram mais do que transferir, sob outras formas -não raro, mais perversas- a maioria das características essenciais da modernidade capitalista. Solidão dos indivíduos, desenraizamento social e cultural, dinâmica incontrolável da tecnologia, degradação da natureza, ausência de eixos éticos e históricos -eis o novo canteiro das fadas românticas.
Apesar de alguns exageros em querer enxergar romantismo somente naquilo que seria anticapitalista, os autores mostram que a viagem romântica não terminou. Num momento em que todo o tecido da vida social foi invadido pela economia e desagregou-se; que o frenesi do instantâneo, da obsessão da velocidade e da obsolescência instalam-se com a modernização, criando um conflito cada vez mais intenso com os ritmos profundos da atmosfera e da biosfera -a sensibilidade romântica renova sua impaciência com a lógica da modernidade, assumindo a sua forma mais característica: a utopia, a busca "do que não existe ainda em nenhum lugar". Não se trata mais de abolir a tecnologia e o maquinismo, mas de submetê-los a uma outra lógica social, de reestruturá-los e planificá-los em função de critérios que não apenas os da circulação de mercadorias e do mercado.
O que temos, por fim, é um guia refinadamente libertário da sensibilidade romântica, da sua perplexidade perpétua, do seu inacabamento melancólico e do seu potencial de rebeldia - impossíveis de se ignorar nesta atmosfera de declínio da crítica. 

quarta-feira, 14 de maio de 2014

Literatura e 'traições'


Por Hélio Schwartsman

Na polêmica entre simplificar ou não Machado de Assis para que ele seja mais lido, marco coluna do meio.
A boa crítica literária combina mais com iconoclastia do que com sacralização. Não há necessidade de endeusar cada uma das frases lapidadas pelo autor, especialmente se elas estão a criar uma barreira que afasta potenciais leitores do texto. Se é lícito fazer adaptações de Homero, Cervantes e Shakespeare, não há por que considerar Machado intocável.
No mais, palavras envelhecem. Por idiossincrasias do desenvolvimento de português e dos autores que elegemos como canônicos, é raro ver aqui edições bilíngues da versão arcaica do idioma para a moderna, mas elas são comuns em inglês ou francês. Um texto como "Beowulf", composto entre os séculos 8º e 11º, é ininteligível para o falante de inglês atual, daí que as edições são "traduzidas", isto é, adaptadas para que possam ser compreendidas. Aos puristas resta buscar edições bilíngues e estudar as declinações do inglês antigo, que desapareceram.
De modo um pouco menos dramático, um autor tão importante e nem tão antigo como Rabelais (c. 1483-1553) também costuma ser contemplado com edições modernizadas ou bilíngues. A barreira linguística entre o francês renascentista de Rabelais e o moderno não é intransponível como no caso de "Beowulf", mas o respeito ao original tornaria a leitura um processo penoso e não prazeroso. Entre o "Beowulf", Rabelais e Machado a diferença é muito mais de grau do que de natureza.
Resta saber se o projeto de modernização de Machado que gerou toda a controvérsia vale a celeuma. Tenho dúvidas. Se os exemplos de intervenções mostrados na reportagem da Folha de sábado são representativos, trocar "reproche" por "censura" é muito mais serviço para uma nota de rodapé do que para uma "tradução", especialmente uma que consome R$ 1 milhão em verbas públicas.
-----------------------
Fonte: http://www1.folha.uol.com.br/fsp/opiniao/165759-traicoes-literarias.shtml


terça-feira, 13 de maio de 2014

Fim dos departamentos universitários

Eis aí um debate que tem emergido no contexto das universidades brasileiras: o fim dos departamentos. Muitos têm sido os argumentos invocados a favor, assinalando-se, por exemplo, que os departamentos universitários têm se tornado obsoletos, alimentando vaidades  individuais e a pequenez de disputas em torno de um ilusório poder. Na verdade, várias experiências de substituição das estruturas departamentais já estão sendo implementadas. O texto que abaixo reproduzo, sobre o assunto, é  do Reitor da Universidade Federal do Recôncavo Baiano. 



POR PAULO GABRIEL SOLEDADE NACIF
A ESTRUTURA departamental substituiu a organização acadêmica em cátedras e conquistou uma hegemonia tão significativa que, num certo período, a sensação era a de que havíamos atingido "o fim da história" no que diz respeito aos aspectos mais importantes da organização da universidade. Não obstante tenha sido implantada na universidade por medidas ditatoriais, a ideia da estrutura departamental já vinha sendo discutida na academia brasileira. O decreto-lei 252/67 instituiu o departamento como a menor fração da estrutura universitária para efeitos de organização administrativa e didático-científica e de distribuição de pessoal. Buscava-se a nucleação dos campos do saber, organizados em diferentes áreas de conhecimento.

O departamento representou efetivos avanços na organização da universidade, mas começa a ser conceitualmente superado. 
Assim, buscam-se formas de garantir tais conquistas, adaptando-as a novas estruturas, mais flexíveis e com maior capacidade de interagir. 
Uma das principais críticas ao departamento o define como um nível refratário a interações, altamente resistente a mudanças decorrentes de necessidades institucionais ou da própria ciência que ele representa na universidade. 
A Lei de Diretrizes e Bases da Educação Nacional, publicada em 1996, possibilitou diferentes experiências de estruturação das universidades: novos modelos de organização das unidades acadêmicas têm surgido. No entanto, na maior parte das instituições, o departamento mantém-se aparentemente incólume, mas tem tido uma diminuição da importância na efetividade das atividades fins da universidade. Isso leva alguns críticos a afirmar que o departamento já não existe para além de instância cartorial. 
Algumas mudanças circunscrevem-se às nomenclaturas, mantendo a estrutura departamental quase intacta. A maior parte das experiências tem como foco a ação interdisciplinar. Infelizmente, mesmo nesses casos, a realidade revela uma distância ainda considerável da interação entre disciplinas, na busca, por exemplo, da integração mútua dos conceitos, da epistemologia, da terminologia e da organização do ensino e da pesquisa. 
Não é raro perceber que, mesmo extinto, muitas vezes, o departamento permanece lá, como um "membro fantasma", e muitos sonham com a sua volta para que haja consonância entre a concepção de ciência que ainda molda o fazer acadêmico e a ação administrativa. 
As mudanças ocorrem com maior efetividade onde a proximidade das áreas de conhecimento permite interações imediatas e, evidentemente, também não há querelas acadêmicas e administrativas. O professor Alex Fiúza, ex-reitor da UFPA, destaca que, "certamente, a nova estrutura, per se, não garante os objetivos perseguidos, que sempre dependerão das motivações coletivas, do jogo das mentalidades, da ética profissional e da atitude cidadã dos atores". 
A transformação dos departamentos em estruturas mais adequadas à universidade contemporânea vem ocorrendo num acentuado processo assistemático. 
Nas universidades públicas, isso ocorre, inclusive, porque a comunidade acadêmica se compõe, em sua maioria, por uma geração de professores tão especializados que ainda não foi seduzida a debates dessa natureza. 
Como consequência da ausência da reflexão sistemática sobre o assunto é comum a temerária alternativa de criação de estruturas paralelas, com sombreamentos evidentes com as funções departamentais. 
Instâncias governamentais, associação de dirigentes e sindicatos não se interessaram ainda em produzir discussões sobre o assunto. 
A extinção/mudança dos departamentos necessita ser acompanhada de uma ampla reflexão que delineie estruturas sucessoras efetivas. Nesse aspecto, a diferenciação entre as dimensões acadêmica e administrativa e a explicitação dos espaços de interação e individualização dessas dimensões na universidade ainda carecem de respostas mais refinadas. 
Assim, mesmo com certo consenso de que as estruturas departamentais estão obsoletas, elas ainda persistem, inclusive porque representam a forma de resistência à superação das antigas linhas de demarcação, que significam não apenas interesses menores, como muitos destacam, mas também, ressalte-se, porque representam um "porto seguro" num período de tantas indefinições paradigmáticas em todos os domínios do saber. 

domingo, 11 de maio de 2014

Nas incertezas dos cumes da vivência

O Viajante sobre o Mar de Névoa, de Caspar David Friedrich 

Leont Etiel
Ser quem não é, pode alguém ser? A dúvida cantada pelo lusitano Sérgio Godinho alcança estatuto ontológico que, no versado e no seu inverso, é razão de incerteza sobre o devir.
A propósito, as atiladas páginas que a pena de Júlio Dinis fez vir a lume, em Uma Família Inglesa, anda a braços com uma inquietação ontológica semelhante. O lado “não  eu do eu” que somos como persona pública. Há uma parte oculta do nosso mundo interior, e - para desespero dos manuais de autoajuda - sempre inacessível a olhos outros, onde se refugiam muitos segredos do eu para o eu, segredos dos quais possivelmente nós próprios nos inquietaríamos se os nossos lábios ousassem dizê-los.  Mas eles não ousam. Assim, tais segredos são observados em operações mentais breves, mediante os incontroláveis movimentos do pensamento. Ao se perceber que eles são avistados, logo se procura fazer com que o pensamento deambule por outras paragens.
E há motivos para esse desvio, pois há perfumes tão sutis que, uma vez abertos os vasos que os contêm, quase instantaneamente eles se dissipam pela atmosfera. Fogem ao controle de quem abriu os vasos. Por isso, a prosa dinisiana é categórica: guarde cada um para si essa parte do pensamento, que não pode separar-se de nós sem que nós próprios a desconheçamos. Suposições que alimentam o nosso pensamento, por vezes, podem revelar-se tão-somente ideias infundadas. Não nasceram senão para viver presas à alma, de cuja essência elas parecem receber vida.
Quer dizer, são como delicadas algas marinhas cuja textura tenuíssima se expande na água em formosas arborizações iludindo as esperanças dos que, enamorados de tanta beleza, as arrancam de lá. Fora do ambiente em que vivem, cedo, antes de se fazer noite, mirram e deformam.
É necessário ir muito além da beleza momentânea, até porque os infortúnios e misérias da vida advêm muitas vezes não da funesta influência do “mal”, de forma unilateral, mas do “belo imediato”, do encontro de vontades. Um “mal unilateral” pode ter lá as suas dificuldades para consumar os seus propósitos, se encontrar resistência. No alto mar, um vento dominante pode governar o movimento e a derrota de um navio, mas é necessário que seja extrema a sua violência para que ele, por si só, faça soçobrar. Contudo, penetre o vaso mais potente no seio desses redemoinhos que formam os ventos encontrados, e a submersão será quase inevitável. Nos ventos de determinados encontros, as tempestades se originam.   
Terminemos regressando ao princípio. Alguém ser quem não é. Trata-se de uma vivência intrínseca ao mundo interior de cada um. O cerne, a subjetividade, de pronunciar e praticar o interdito. Inquietação ontológica nos vislumbres da existência. Nos cumes da vivência, a resposta encontrada. Em suma, do si para si, a palavra de Fernando Pessoa: És feliz porque és assim/todo o nada que és teu/eu vejo-me e estou sem mim/conheço-me e não sou eu.  

sexta-feira, 9 de maio de 2014

Esquerda, 'engajamento' e dois equívocos dos intelectuais

O texto aí abaixo, da lavra do cientista social lusitano Boaventura de Sousa Santos, é significativo para o debate sobre a relação  esquerda, intelectuais e 'engajamento' na América Latina.


A Revolução Cidadão tem que a defenda?

Por Boaventura de Sousa Santos 

Os intelectuais da América Latina, entre os quais me considero por adoção, têm cometido dois tipos de erros nas suas análises dos processos políticos dos últimos cem anos, sobretudo quando eles contêm elementos novos sejam eles, ideais de desenvolvimento, alianças para construir o bloco hegemónico, instituições, formas de luta, estilos de fazer política. Claro que os intelectuais de direita têm igualmente cometido muitos erros, mas deles não cuido aqui. O primeiro erro tem consistido em não fazer um esforço sério para compreender os processos políticos de esquerda que não cabem facilmente nas teorias marxistas e não marxistas herdadas. As reações iniciais à revolução cubana são um bom exemplo desse tipo de erro. O segundo tipo de erro tem consistido em silenciar, por complacência ou temor de favorecer a direita, as críticas aos erros, desvios e até perversões por que têm passado esses processos, perdendo assim a oportunidade para transformar a solidariedade crítica em instrumento de luta.
Desde 1998, com a chegada de Hugo Chavez ao poder, a esquerda latino-americana tem vivido o mais brilhante período da sua história e talvez um dos mais brilhantes de toda a esquerda mundial. Obviamente não podemos esquecer os tempos iniciais das revoluções russa, chinesa e cubana nem os êxitos da social democracia europeia no pós-guerra. Mas os governos progressistas dos últimos quinze anos são particularmente notáveis por várias razões: ocorrem num momento de grande expansão do capitalismo neoliberal ferozmente hostil a projetos nacionais divergentes dele; são internamente muito distintos, dando conta de uma diversidade da esquerda até então não conhecida; nascem de processos democráticos com elevada participação popular, quer institucional, quer não-institucional; não exigem sacrifícios às maiorias no presente em nome de um futuro glorioso, mas tentam pelo contrário transformar o presente dos que nunca tiveram acesso a um futuro melhor. 
Escrevo este texto muito consciente da existência dos erros acima referidos e sem saber se terei êxito em evitá-los. Para mais, debruço-me sobre o caso mais complexo de todos os que constituem o novo período da esquerda latino-americana. Refiro-me aos governos de Rafael Correa no poder no Equador desde 2006. Alguns pontos de partida. Primeiro, pode discutir-se se os governos de Correa são de  esquerda ou de centro-esquerda, mas parece-me absurdo considerá-los de direita, como pretendem alguns dos seus opositores de esquerda.
Dada a polarização instalada, penso que estes últimos só reconhecerão que Correa era afinal de esquerda ou de centro-esquerda nos meses (ou dias) seguintes à eventual eleição de um governo de direita. Segundo, é largamente partilhada a opinião de que Correa tem sido, "apesar de tudo", o melhor presidente que o Equador teve nas últimas décadas e aquele que garantiu mais estabilidade política depois de muitos anos de caos. Terceiro, não cabe dúvida de que Correa tem vindo a realizar a maior redistribuição de rendimentos da história do Equador, contribuindo para a redução da pobreza e o reforço das classes médias. Nunca tantos filhos das classes trabalhadoras chegaram à universidade.  Porque é que tudo isto, que é muito, não é suficiente para dar tranquilidade ao "oficialismo" de que o projeto da Correa, com ele ou sem ele, prosseguirá depois de 2017 (próximas eleições presidenciais)?

Apesar de o Equador ter vivido no passado alguns momentos de modernização, Correa é o grande modernizador do capitalismo equatoriano. Pela sua vastidão e ambição, o programa de Correa tem algumas semelhanças com o de Kemal Ataturk na Turquia das primeiras década do século XX. E a ambos preside o nacionalismo, o populismo e o estatismo. O programa de Correa assenta em três ideias principais. Primeiro, a centralidade do Estado como condutor do processo de modernização e, ligada a ela, a ideia de soberania nacional, o anti-imperalismo contra os EUA (encerramento da base militar de Manta; expulsão de pessoal militar da embaixada do EUA; luta agressiva contra a Chevron e a destruição ambiental que ela causou na Amazônia) e a necessidade de melhorar a eficiência dos serviços públicos.
Segundo,  "sem prejudicar os ricos", ou seja, sem alterar o modelo de acumulação capitalista, gerar com urgência recursos que permitam realizar politicas sociais (compensatórias, no caso da redistribuição de rendimento, e, potencialmente universais, no caso da saúde, educação e segurança social) e construir infraestruturas (estradas, portos, eletricidade) de modo a tornar a sociedade mais moderna e equitativa. Terceiro, por ser ainda subdesenvolvida, a sociedade não está  preparada para altos níveis de participação democrática e de cidadania ativa e, por isso, estas podem ser disfuncionais para o ritmo e a eficiência das políticas em curso. Para que tal não aconteça há que investir muito em educação e desenvolvimento. Até lá, o melhor cidadão é o cidadão que confia no Estado por este saber melhor que ele ou ela qual é o seu verdadeiro interesse.

Este vasto programa colide ou não com a Constituição de 2008, considerada uma das mais progressistas e revolucionárias da América Latina? Vejamos. A Constituição aponta para um modelo alternativo de desenvolvimento (senão mesmo para uma alternativa ao desenvolvimento) assente na ideia do buen vivir, uma ideia tão nova que só pode ser adequadamente formulada numa língua não colonial, o kishwa: Sumak Kawsay. Esta ideia tem um riquíssimo desdobramento:  a natureza como um ser vivo e, portanto, limitado, sujeito e objeto de cuidado, e nunca como um recurso natural inesgotável (os direitos da natureza); economia e sociedade intensamente pluralistas orientadas pela reciprocidade e solidariedade, interculturalidade, plurinacionalidade; Estado e política altamente participativos, envolvendo diferentes formas de exercício democrático e de controle cidadão do Estado.
Para Correa (quase) tudo isto é importante mas é um objetivo de longo prazo. A curto prazo e urgentemente é preciso criar riqueza para redistribuir rendimento, realizar políticas sociais e infraestruturas essenciais ao desenvolvimento do país. A política tem de assumir um carácter sacrificial, pondo de lá o que mais preza para que um dia este possa ser resgatado. Assim, é necessário intensificar a exploração de recursos naturais (mineração, petróleo, a agricultura industrial) antes que seja possível depender menos deles. Para tal é necessário levar a cabo uma agressiva reforma da educação superior e uma vasta revolução científica assente na biotecnologia e na nanotecnologia de modo a criar uma economia de conhecimento à medida da riqueza de biodiversidade do país. Tudo isto só dará frutos ( que se têm como certos) daqui a muitos anos.
À luz disto, o Parque Nacional Yasuni, talvez o mais rico em biodiversidade do mundo, tem de ser sacrificado e a exploração petrolífera realizada apesar das promessas iniciais de não o fazer,  não só porque a comunidade internacional não colaborou na proposta de não-exploração, como sobretudo porque os rendimentos previstos decorrentes da exploração estão já vinculados aos investimentos em curso e o seu financiamento por países estrangeiros (China) tem como garantia a exploração do petróleo. Nesta linha, os povos indígenas que se têm oposto à exploração são vistos como obstáculos ao desenvolvimento, vítimas da manipulação de dirigentes corruptos, políticos oportunistas, ONGs ao serviço do imperialismo ou jovens ecologistas de classe média, eles próprios manipulados ou simplesmente inconsequentes.
A eficiência exigida para realizar tão vasto processo de modernização não pode ser comprometida pelo dissenso democrático. A participação cidadã é de saudar mas só se for funcional e isso, por agora, só pode ser garantido se receber uma orientação superior do Estado, ou seja, do governo. Com razão, Correa sente-se vítima dos média que, como acontece em outros países do continente, estão ao serviço do capital e da direita. Tenta regular os meios de comunicação e a regulação proposta tem aspetos muito positivos mas ao mesmo tempo tensiona a corda e polariza as posições de tal maneira que daí à demonização da política em geral vai um passo curto. Jornalistas são intimidados, ativistas de movimentos sociais (alguns com larga tradição no país) são acusados de terrorismo e a consequente criminalização do protesto social parece cada vez mais agressiva. O risco de transformar adversários políticos, com quem se discute, em  inimigos que é necessário eliminar, é grande. Nestas condições, o melhor exercício democrático é o que permite o contacto direto de Correa com o povo, uma democracia plebiscitária de tipo novo. À semelhança de Chavez, Correa é um brilhante comunicador e as suas "sabatinas" semanais são um exercício político de grande complexidade. O contacto direto com os cidadãos não visa que estes participem das decisões mas antes que as ratifiquem por via de uma socialização sedutora desprovida de contraditório.
Com razão, Correa considera que as instituições do Estado nunca foram social ou politicamente neutras, mas não é capaz de distinguir entre neutralidade e objetividade assente em procedimentos. Pelo contrário, acha que as instituições do Estado se devem envolver ativamente nas politicas do governo. Por isso, é natural que o sistema judicial seja demonizado se toma alguma decisão considerada hostil ao governo e celebrado, como independente, no caso contrário; que o Tribunal Constitucional se abstenha de decidir temas polémicos (casos La Cocha sobre  a justiça indígena) se as decisões puderem prejudicar o que se julga ser o superior interesse do Estado; que um dirigente do Conselho Nacional Eleitoral, encarregado de verificar as assinaturas para uma consulta popular sobre a não-exploração do petróleo no Yasuni, promovida pelo movimento Yasunidos, se pronuncie publicamente contra a consulta antes de a verificação ser feita.  A erosão das instituições, que é típica do populismo, é perigosa sobretudo quando à partida elas já não são fortes devido aos privilégios oligárquicos de sempre. É que quando o líder carismático sai de cena (como aconteceu tragicamente com Hugo Chavez) o vazio político atinge proporções incontroláveis devido à falta de mediações institucionais.
E isto é tanto mais trágico quanto é certo que Correa vê o seu papel histórico como o de construção do Estado-nação. Em tempos de neoliberalismo global, o objetivo é importante e mesmo decisivo. Escapa-lhe, no entanto, a possibilidade de esse novo Estado-nação ser institucionalmente muito diferente do modelo do Estado colonial ou do Estado criolo e mestizo que lhe sucedeu. Por isso, a reivindicação indígena da plurinacionalidade, em vez de ser manejada com o cuidado que a Constituição recomenda, é demonizada como perigo para a unidade (isto é, a centralidade) do Estado. Em vez de diálogos criativos entre a nação cívica, que é  consensualmente a pátria de todos, e as nações étnico-culturais, que exigem respeito pela diferença e relativa autonomia, fragmenta-se o tecido social, centrando-o mais nos direitos individuais do que nos coletivos. Os indígenas são cidadãos ativos em construção mas as organizações indígenas independentes são corporativas e hostis ao processo. A sociedade civil é boa desde que não-organizada. Uma insidiosa presença neoliberal no interior do pós-neoliberalismo?
Trata-se, pois, do capitalismo do século XXI. Falar de socialismo do século XXI é, por enquanto e no melhor dos casos, um objetivo longínquo.  À luz destas características e das contradições dinâmicas que o processo dirigido por Correa contém, centro-esquerda é talvez a melhor maneira de o definir politicamente.
Talvez o problema esteja menos no Governo do que no capitalismo que ele promove. Contraditoriamente, parece compor uma versão pós-neoliberal do neoliberalismo. Cada remodelação ministerial tem produzido o reforço das elites empresariais ligadas à direita. Será que o destino inexorável do centro-esquerda é deslizar lentamente para a direita, tal como sucedeu com a social-democracia europeia? Seria uma tragédia para o país e o continente se tal ocorresse. Correa criou uma mega-expectativa mas perversamente o modo como pretende que ela não se transforme numa mega-frustração corre o risco de afastar de si os cidadãos, como ficou demonstrado nas eleições locais de 23 de fevereiro de 2014, um forte revés para o movimento Alianza País que o apoia. Custa a acreditar que o pior inimigo de Correa seja o próprio Correa. Ao pensar que tem de defender a revolução cidadã de cidadãos pouco esclarecidos, mal intencionados, infantis, ignorantes, facilmente manipuláveis por politiqueiros oportunistas ou por inimigos oriundos da direita, Correa corre o risco de querer fazer a revolução cidadã sem cidadãos ou, o que é o mesmo, com cidadãos submissos. Ora os cidadãos submissos não lutam por aquilo a que têm direito, apenas aceitam o que lhes é dado.
Será que Correa ainda pode resgatar a grande oportunidade histórica de realizar a revolução cidadã que se propôs? Penso que sim, mas a margem de manobra é cada vez menor e os verdadeiros inimigos da revolução cidadã parecem estar, não cada vez mais longe do Presidente, mas antes cada vez mais próximos. Solidários com a revolução cidadã todos nós devemos contribuir para que tal não se concretize.

Para isso, identifico três tarefas básicas.  Primeiro,  há que democratizar a própria democracia, combinando democracia representativa com verdadeira democracia participativa. A democracia que é construída apenas a partir de cima corre sempre o risco de se transformar em autoritarismo em relação aos de baixo. Por muito que custe a Correa, terá de sentir suficiente confiança em si para, em vez de criminalizar o dissenso (sempre fácil para quem tem o poder), dialogar com os movimentos e as organizações sociais e com os jovens yasunidos, mesmo se os considerar "ecologistas infantis". Os jovens são os aliados naturais da revolução cidadã e da reforma do ensino superior e da política científica se esta for levada a cabo com sensatez. Alienar os jovens parece suicídio político.
Segundo, há que desmercantilizar a vida social, não só através de política sociais, como através da promoção das economias não-capitalistas, camponesas, indígenas, urbanas, associativas. Não é certamente consonante com o  buen vivir entregar bonos às classes populares para que elas se envenenem com a comida-lixo (comida-basura) do fast-food que inunda os centros comerciais. A transição para o pós-extrativismo faz-se com algum pós-extrativismo e não com a intensificação do extrativismo. O capitalismo entregue a si mesmo só transita para mais capitalismo, por mais trágicas que sejam as consequências.
Terceiro, há que compatibilizar a eficiência dos serviços públicos com a sua democratização e descolonização. Numa sociedade tão heterogénea quanto a  equatoriana há que reconhecer que o Estado, para ser legítimo e eficaz, tem ele próprio de ser um Estado heterogéneo, convivendo com a interculturalidade e, gradualmente, com a própria plurinacionalidade, sempre no marco da unidade do Estado garantida pela Constituição. A pátria é de todos mas não tem de ser de todos da mesma maneira. As sociedades que foram colonizadas ainda hoje estão divididas entre dois grupos de populações: os que não podem esquecer e os que não querem lembrar. Os que não podem esquecer são aqueles que tiveram de construir como sua a pátria que começou por lhes ser imposta por estrangeiros; os que não querem lembrar são aqueles a quem custa reconhecer que a pátria de todos tem, nas suas raízes, uma injustiça histórica que  está longe  de ser eliminada e que é tarefa de todos eliminar gradualmente.
--------------------
Fonte: http://www.cartamaior.com.br/?/Coluna/A-Revolucao-cidada-tem-quem-a-defenda-/30871