sábado, 31 de janeiro de 2015

Cuento: las manos y el encuentro

Guy de Maupassant

Los encuentros constituyen el encanto de los viajes. ¿Quién no siente alegría de un encuentro inesperado, en mil lugares del país, con un parisino, un compañero de colegio, un vecino del campo? ¿Quién no ha pasado la noche con los ojos abiertos, en la incómoda diligencia que discurre por unas comarcas donde el vapor es todavía ignorado, al lado de una muchacha desconocida, entrevista solamente a la débil luz de la lámpara, desde que ella sube al coche ante la puerta de una blanca casa de un pueblo?. Y a la mañana siguiente, cuando el espíritu y los oídos están entumecidos del continuo tintineo de los cascabeles y de la estruendosa vibración de los cristales, qué encantadora sensación al ver la belleza de nuestro lado desgreñada, abrir los ojos y examinar a su vecino; poder ofrecerle mil servicios y escuchar su historia que ella siempre narra cuando se encuentra bien. Y cómo uno se extasía también sin ningún sentido, al verla descender ante la barrera de una casa de campo. Parece captarse en sus ojos, cuando esta amiga de dos horas nos dice adiós para siempre, un atisbo de emoción, de nostalgia, ¿quién sabe?... Y aquél buen recuerdo se conserva hasta la vejez en esos frágiles recuerdos de los viajes.
Al sur, al sur, todo el extremo de Francia, es un país desierto, pero desierto como las soledades americanas, ignorado por los viajeros, inexplorado, separado del mundo por unas cadenas montañosas en las que están asiladas unas aldeas a los márgenes de un gran río, El Argens, al que ningún puente atraviesa. Toda esta comarca de montaña, es conocida bajo el nombre de "macizo de los Maures". Su verdadera capital es Saint Tropez, ubicada en el extremo de esta tierra perdida, al borde del golfo de Grimaud, en la más bella de las costas de Francia.
Apenas hay algunos pueblos sembrados aquí y allá en toda esta región que la vía del ferrocarril evita dando un enorme rodeo. Dos caminos tan solo penetran y se aventuran por estos valles frondosos, por unos grandes bosques de pinos donde abundan, dicen, los jabalís. Se hace imprescindible franquear unos torrentes vadeándolos y se puede caminar durante dos jornadas enteras por las hondonadas y las cimas, sin percibir una cabaña, un hombre o un animal, pero puede uno enloquecer con los macizos exuberantes de flores silvestres como en los jardines.
Fue en este entorno donde encontré a la más singular y al mismo tiempo siniestra viajera, que he conocido.
Yo ya la había observado sobre el puente de un pequeño navío que iba de Saint Raphael a Saint Tropez.
Era vieja, de setenta años por lo menos, grande, seca, angulosa, con unos cabellos blancos en tirabuzón sobre sus hombros, siguiendo los cánones de una moda antigua; vestida como una inglesa errante, torpe y extraña. Se encontraba en la proa del vapor con la mirada fija en la costa arbolada y sinuosa que discurría a nuestra derecha. El barco cabeceaba; las olas batían contra su flanco y lanzaban un chorro de espuma sobre el puente; pero la anciana no se preocupaba en absoluto de las bruscas oscilaciones del navío ni de las salpicaduras de agua salada en su cara. Permanecía impasible, ocupada solamente del paisaje.
Cuando el barco llegó a puerto, la mujer descendió teniendo por todo equipaje una simple maleta que llevaba ella misma.
Tras una mala noche en un albergue del lugar, llamado pomposamente "Gran Hotel Continental", un ruido de trompetas me hizo descorrer las cortinas de mi ventana y vi pasar, al trote de cinco rocines, la diligencia de Hyères, que llevaba sobre el imperial a la flaca y severa viajera del paquebote.
Una hora más tarde yo seguía a pie los bordes del magnífico golfo para ir a visitar Grimaud. El camino ladeaba el mar y al otro lado del agua se percibía una línea ondulada de altas montañas vestidas de bosques de coníferas. Los árboles descendían justo al nivel del mar, semejando una larga playa de arena de un verde pálido.
Más tarde entraba en los prados, atravesaba unos torrentes, y vi serpentear alguna culebra. Subí a un montículo con la mirada fija sobre las escarpadas ruinas de un antiguo castillo que se levantaba en esa cima, dominando las casas que se acurrucaban bajo su pie.
Este es el viejo país de los Maures. Aquí se encuentran sus antiguas residencias, sus soportales, su arquitectura oriental. Aquí quedan todavía unas construcciones góticas e italianas a lo largo de las rápidas calles, como senderos de montaña, empedradas con unos guijarros afilados. Aquí están cerca los campos de áloes en flor. Las monstruosas plantas dirigen hacia el cielo su ramo colosal, floreciendo apenas dos veces por siglo y que, según los poetas, qué bromistas, estallan como una salva de aplausos.
Aquí hay, altos como árboles, vegetaciones extrañas, erizadas, parecidas a serpientes, y unas palmeras seculares.
Entré en el recinto del amplio castillo, semejante a un caos de rocas desprendidas. De repente, bajo mis pies, se abría una estrecha escalera que se dirigía bajo tierra. Descendí y penetré de súbito en una especie de cisterna, en un lugar sombrío y abovedado, conteniendo un agua clara y fría, abajo, al fondo, en un hueco del suelo.
Alguien se dirigía hacia mí en medio de las tinieblas de este pozo. Reconocí a la mujer que vi en el pueblo por la mañana; después algo blanco pasó junto a su cara; me pareció que era un pañuelo. En efecto, ella lloraba en soledad.
De repente me habló, avergonzada de haber sido sorprendida.
-Si, señor, lloro...no suelo hacerlo con frecuencia. Quizás este agujero lo ha provocado.
Emocionado, traté de consolarla con vagas palabras, con alguna banalidad.
-No se moleste- dijo ella-. No puede hacer nada por mí. Soy como un perro perdido.
Y allí me contó su historia, bruscamente, como si brotase un eco de su desgracia.
-Yo fui una mujer feliz, señor, y tengo muy lejos de aquí un hogar, pero no quiero regresar... tanto es el dolor de mi corazón. Tengo un hijo. Está en las Indias. Si lo viese no lo reconocería. Apenas lo vi en toda mi vida. Casi no recuerdo su figura desde que tenía seis años de edad.
"A los seis años me lo arrebataron; lo internaron en un pensionado. Venía dos veces al año; y cada vez yo me asombraba de los cambios en su persona, de encontrarlo más grande sin haberlo visto crecer. Se me robó su infancia y todas las alegrías de ver crecer a ese pequeño ser salido de mí.
"A cada una de sus visitas, su cuerpo, su mirada, sus movimientos, su voz, su risa, no eran las mismas, no eran las mismas. Un años se dejó crecer la barba; yo quedé estupefacta y triste. Apenas ya me atrevía a abrazarlo. ¿Era este mi hijo, mi pequeñín rubio de antaño, mi querido, querido niño que yo había mecido sobre mis rodillas, ese gran muchacho moreno que me llamaba gravemente "madre" y que parecía amarme por obligación?
"Mi marido murió; después le tocó a mis padres; más tarde perdí a mis dos hermanas. Cuando la muerte entra en una familia, se diría que se despacha realizando la mayor tarea posible para no tener que regresar pronto.
"Quedé sola. Mi hijo estudiaba Derecho en París. Yo esperaba vivir y morir cerca de él. Así que partí para permanecer a su lado, pero él tenía hábitos de un joven y yo era una molestia. Regresé a mi casa.
"Después se casó. Me creí salvada pero mi nuera acabó odiándome y me volví a encontrar sola otra vez.
"Como los suegros de mi hijo vivían en las Indias y como su esposa hacía de él lo que quería, decidieron partir a vivir con ellos. Ellos lo tienen; lo tienen para ellos. Me lo han robado. Me escribía cada dos meses. Vino a verme, hace ahora ocho años. Tenía la figura arrugada y los cabellos blancos. ¿Era posible? ¿Este hombre viejo, mi hijo? ¿Mi pequeñín de entonces? Sin duda no lo volvería a ver.
"Así pues yo viajo todo el año. Voy de derecha a izquierda como usted ve, sin nadie que me acompañe.
"Soy como un perro perdido. Adiós, señor. No se quede cerca de mí. Me da apuro haberle contado todo esto."
Y como yo descendía la colina para regresar, observé a la vieja mujer de pie sobre una muralla en ruinas, mirando el golfo, el gran mar a lo lejos, las montañas sombrías y el largo valle.
El viento agitaba como una bandera el bajo de su falda y el pequeño chal extranjero que llevaba sobre sus flacas espaldas.
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Fonte: http://www.ciudadseva.com/


quinta-feira, 29 de janeiro de 2015

Eles lutavam por todos nós



Por Gregorio Duvivier*

Ninguém está falando sobre isso, mas 23 ativistas estão sendo processados por associação criminosa armada -- embora não haja arma, nem crime, nem associação. Além da ausência de antecedentes criminais, os ativistas têm em comum apenas o fato de terem participado das manifestações de junho e, no ano seguinte, dos protestos contra a Copa. Só. A maioria se conheceu na cadeia.
Não se sabe qual o critério escolhido para prendê-los, já que milhões de pessoas protestaram entre junho de 2013 e junho de 2014 (dentre as quais eu), mas o critério parece ter sido o fato de serem, em sua maioria, professores.
Depois de meses de escuta telefônica em que até os advogados de defesa foram grampeados (isso, sim, é crime, senhor juiz) nada pode ser dito, de fato, contra os manifestantes.
Em um dos telefonemas, Camila Jourdan, professora da UERJ, pergunta se o amigo vai levar os "livros" e as "canetas". O código poderia ter passado desapercebido, mas a polícia fluminense, que anda vendo "Sherlock" demais na HBO, descobriu se tratar de uma mensagem cifrada. "Livros" seriam bombas e "canetas", armas.
Imediatamente após decriptar a intrincada linguagem anarquista, a polícia, sem mandado de busca e apreensão, invadiu e revistou a casa dos ativistas. Não encontrou nada.
Aliás, encontrou. Livros e canetas. Mas não só. As casas tinham uma quantidade suspeita de camisetas pretas. Em algumas, máscaras de gás e, em uma delas, encontraram uma garrafa de gasolina (aquele líquido usado para abastecer carros e geradores). Mesmo assim, sem flagrante, foram presos --para, algumas semanas depois, serem soltos.
A mesma sorte não teve o único preso que é analfabeto, Rafael Braga. Ele está preso até hoje por ter sido encontrado portando uma garrafa de desinfetante Pinho Sol. Mesmo soltos, os manifestantes tiveram seus direitos políticos cassados. Enquanto aguardam julgamento, não podem participar de nenhuma reunião pública nem abandonar sua comarca.
O julgamento ocorre nesta sexta (30) e, apesar de não terem cometido crime algum previsto no Código Penal, tudo indica que os manifestantes serão condenados pelo juiz Flávio Itabaiana. Notável reacionário que se orgulha de nunca ter absolvido alguém, Itabaiana tem em mãos um processo de 7.000 páginas.
O que é que o Itabaiana tem? Não tem torso de seda nem saia engomada --tampouco tem a lei a seu favor. A grande peça no tabuleiro de Itabaiana é a opinião pública. A mesma mídia que condenou as manifestações e que logo depois passou a festejá-las, voltou-se novamente contra elas quando da morte trágica do cinegrafista Santiago Andrade. (Não há qualquer ligação entre os 23 processados e a morte de Santiago.)
Graças ao investimento de parte da mídia que queria a reeleição de um governador, manifestar virou sinônimo de matar cinegrafistas e eis que o gigante adormeceu --a golpes de reportagens tendenciosas e manchetes repulsivas. Resultado: a polícia desceu o pau, a classe média aplaudiu e o Brasil voltou a ser aquele país sem revolta.
A muita gente interessa a calmaria: na calada da noite de Ano-Novo, aumentaram a passagem de ônibus em R$ 0,40. Se houve uma guerra, a máfia do ônibus saiu vitoriosa.
Vale tentar conscientizar de novo essa mesma opinião pública e lembrar que os 23 ativistas processados estavam lutando por nós. E querem continuar lutando --dando aulas, lendo livros, usando canetas. O aumento vertiginoso das passagens prova que a gente precisa deles, mais do que nunca.

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* GREGORIO DUVIVIER, 28, ator e escritor, é um dos fundadores do portal de humor Porta dos Fundos e colunista da Folha de São Paulo.
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terça-feira, 27 de janeiro de 2015

Universidade, ciência e lixo acadêmico

Aí abaixo, dois artigos recentes, e instigantes, sobre universidade e a produção científica brasileira, e que merecem reflexão. Da parte de estudantes (da graduação à pós-graduação) e professores, sobretudo os que se colocam na esfera da pesquisa. Na verdade, a expressão pesquisa tem sido tão banalizada que "tudo" é apresentado como pesquisa. E essa talvez seja uma das razões (entre várias outras) da mediocridade referida pelos autores dos artigos. Não concordo de todo com o segundo texto, do Prof. Rogério Cezar de Cerqueira Leite, como, por exemplo, no que diz respeito à necessidade de descentralizar os espaços científicos no país, interiorizando a vida acadêmica e a produção científica. Contudo, isso não significa desconhecer relevância em aspectos por ele realçados. Do que é evidenciado, seria possível discutir também os efeitos da produção científica em 'ritmo industrial', assim como o lucrativo mercado de eventos "acadêmicos". E mais: de como a educação tem se transformado em um negócio, onde o que menos importa é a efetiva formação dos estudantes. 




Brincando de ciência


Por Hélio Schartsman 
   
 (Autor de Aquilae Titicans - O Segredo de Avicena)

Todo sistema traz em si sua própria perversão. O mundo acadêmico não é exceção à regra.
Universidades dos grandes centros precisam alocar os recursos disponíveis segundo critérios de competência. O problema é que aferir mérito não é tão fácil. Elas até que tentaram, criando um complexo sistema de publicação de artigos científicos no qual cada trabalho submetido é revisado por especialistas para assegurar sua relevância e correção. Autores que publicam mais e cujos artigos recebam mais citações ganham não apenas mais prestígio como também melhores salários, condições mais vantajosas de trabalho e mais verbas para seus laboratórios.
Como isso pode significar bastante dinheiro, dos anos 2000 para cá tem proliferado uma indústria de periódicos predatórios, que se oferecem para, em troca de uma taxa que costuma ficar na casa das centenas de dólares, publicar trabalhos de autores que não encontraram espaço nos "journals" mais rigorosos. Eles afirmam seguir os consagrados procedimentos de revisão por pares, mas sabemos que isso é mentira.
Cientistas com senso de humor costumam submeter artigos-trote que acabam sendo publicados. No mais recente desses casos, dois "journals" publicaram um amontoado de termos científicos gerados por computador que não fazia sentido gramatical nem técnico assinado por dois personagens de "Os Simpsons" e por um certo Kim Jong Fun.
Um pouco antes, outro periódico publicou um artigo intitulado "Get me off Your Fucking Mailing List" (me tire dessa p... dessa lista) que repetia essa expressão ao longo de todas as suas páginas.
Apesar dos momentos de diversão que esses "journals" nos proporcionam, sua existência é ruim porque erode a confiança do sistema. Hoje os avaliadores precisam andar com listas dos periódicos picaretas debaixo do braço e sempre há o risco de deixarem passar algo que não deveria. 
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Fonte: http://www1.folha.uol.com.br/colunas/helioschwartsman/2015/01/1569975-brincando-com-a-ciencia.shtml


Produção científica e lixo acadêmico no Brasil
Por Rogério Cezar de Cerqueira Leite
(Professor Emérito da Unicamp)

Dois artigos publicados recentemente pela revista britânica "Nature", especializada em ciência, deixam o Brasil e, em especial, a comunidade acadêmica brasileira, profundamente envergonhados.
A "Nature" nos acusa, em primeiro lugar, de produzir mais lixo do que conhecimento em ciência. Nas revistas mais severas quanto à qualidade de ciência, selecionadas como de excelência pelo periódico, cientistas brasileiros preenchem apenas 1% das publicações.
Quando se incluem revistas menos qualificadas, porém, ainda incluídas dentre as indexadas, o Brasil se responsabiliza por 2,5%. O que a "Nature" generosamente omite são as publicações em revistas não indexadas, que contêm número significativo de publicações brasileiras, um verdadeiro lixo acadêmico.
O segundo golpe humilhante para a ciência brasileira exposto pela revista se refere à eficiência no uso de recursos aplicados à pesquisa. Dentre 53 países analisados, o Brasil está em 50º lugar. Melhor apenas que Egito, Turquia e Malásia.
Tomemos um exemplo. O Brasil publicou 670 artigos em revistas de grande prestígio, enquanto no mesmo período o Chile publicou 717, nessas mesmas revistas. O dado profundamente inquietante é que enquanto o Brasil despendeu em ciência US$ 30 bilhões, o Chile gastou apenas US$ 2 bilhões.
Quer dizer, o Chile, que aliás não está entre os primeiros em eficiência no mundo científico, é 15 vezes mais eficiente que o Brasil. Alguma coisa está errada, profundamente errada. A academia brasileira, isto é, universidades e institutos de pesquisas produzem mais pesquisa de baixa do que de boa qualidade e as produz a custos muito elevados. Há certamente causas, talvez muitas, para essa inadequação.
A primeira decorre de um "distributivismo" demagógico. É evidente que seria desejável que novos centros de pesquisas se desenvolvessem em regiões ainda não desenvolvidas do país. Mas é um erro crasso esperar que uma atividade de pesquisas qualquer venha a desenvolver economicamente uma região sem cultura adequada para conviver com essa pesquisa.
Seria desejável que investimentos maciços fossem aplicados em pesquisas em instituições localizadas em regiões pouco desenvolvidas, mas cujo meio ambiente é capaz de absorver os benefícios dessa inserção.
O segundo mal que é causa inquestionável da diminuta e dispendiosa produção de conhecimento é o obsoleto regime de trabalho que regula a mão de obra do setor de pesquisas em universidades públicas e na maioria dos institutos.
O pesquisador faz um concurso --frequentemente falsificado-- no começo de sua carreira. Torna-se vitalício. Quase sempre não precisa trabalhar para ter aumento de salário e galgar postos em sua carreira. Ora, qual seria, então, a motivação para fazer pesquisas?
O terceiro problema é o sistema de gestão de universidades públicas e instituições de pesquisa, cuja burocracia soterra qualquer iniciativa dos poucos bem-intencionados professores e pesquisadores que ainda não esmoreceram.
Pois bem. Há uma fórmula que evita todos esses males e que já foi experimentada com sucesso em algumas das instituições científicas do Brasil: a organização social. A resistência dos medíocres e parasitas e a falta de coragem política de algumas de nossas autoridades impedem a solução desse problema.
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Fonte: http://www1.folha.uol.com.br/fsp/opiniao/202892-producao-cientifica-e-lixo-academico-no-brasil.shtml


segunda-feira, 26 de janeiro de 2015

Promessa e esperança para a Esquerda ou sobre "um bolchevique grego"

Contando idade na casa dos 40 anos, Alexis Tsipras, com o triunfo eleitoral que surpreendeu a Europa, tornou-se o mais jovem primeiro-ministro em cerca de um século e meio da história da Grécia. Por sua militância no movimento estudantil e na juventude comunista, ficou conhecido como “o bolchevique grego”. O seu partido (Syriza), diferente do que, majoritariamente, tem sido realçado no Brasil (até mesmo em determinadas abordagens de esquerda), numa evidente demonstração de desinformação da história política do século XX, não é uma organização resultante tão somente da frustração decorrente do ‘rigor fiscal’ imposto pela União Europeia e que levou a Grécia à bancarrota. Syriza, uma coalizão de extrema esquerda, aglutina, por exemplo, os comunistas gregos que romperam com a orientação da então União Soviética, buscando caminhos alternativos. Das qualidades a destacar no agora jovem primeiro-ministro grego, é de se assinalar a sua capacidade de intervenção política combinada com o gosto pelo estudo, pelo conhecimento, de modo a dotar-se de competência técnica para enfrentar as condições/situações que tem diante de si. Um exemplo disso, como bem registrou o jornal argentino Página 12, foi o seu esforço nos últimos tempos para aprender inglês/adquirir fluência, dispensando assim tradutores, ‘para dizer com a sua própria voz aos senhores da Europa, na língua que eles entendem, que o povo grego tem dignidade e é dono do seu destino’. Alexis Tsipras terá, a partir de agora, um árduo trabalho. Um encontro como a ‘realidade como ela é’. De qualquer forma, num mundo em que a ideia de esquerda oscila entre a mera retórica e o acantonamento a um imaginário constituído por “entes” que atingiram os seus limites (caso de Cuba), a ascensão de Alexis Tsipras, como também fez notar o jornal Página 12, é uma promessa para esquerda, e não só para a esquerda europeia. Promessa e esperança. Aí abaixo, três textos da cobertura feita pelo Página 12 (a melhor cobertura entre os principais jornais da América Latina, a meu ver) das eleições gregas. 


Alexis Tsipras comemora a vitória junto com a população
 


Un eurocomunista extemporáneo

 Por Gabriel Puricelli *

El resultado de las elecciones griegas encierra varias historias, además de la anunciada reacción ciudadana al austericidio dictado desde Berlín por Angela Merkel. Es la historia del suicidio del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), el partido cuya adoración del líder y fundador Andreas Papandreu lo asemejara más que ninguno en la posguerra a los movimientos nacionalpopulares latinoamericanos. El Pasok pagó en votos contantes el giro político de 180 grados que puso en práctica (con el decisivo empujón de la Comisión Europea) el hijo de Andreas, Yorgos. El ajustazo que llevó a la recesión durante su gobierno se profundizó con el gobierno de “gran coalición” actual en el que el Pasok se transformó en el chico de los mandados de su archienemigo histórico, Nueva Democracia, el partido del primer ministro saliente, Antonis Samaras. El celo fiscal con el que el actual viceprimer ministro Evangelos Venizelos se identificó hizo del Pasok un partido en el que ni Yorgos Papandreu quiso seguir estando: el ex primer ministro se presentó a elecciones con lista propia y, claro, no alcanzó el 3 por ciento de los votos necesario para acceder a bancas parlamentarias.
El voto griego también contiene la historia de la testarudez cuasi religiosa de la troika conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que convocó a los griegos a una travesía del desierto sin premio para ellos. Una política de salvataje in extremis del euro por la que se sometió a una sobredosis de recortes a las vulnerables mayorías griegas, para que las mayorías alemanas no tuvieran que enterarse de que el sueño hegemónico puede tener costos para la vida. Es la historia de una Europa donde no se puede decir en público que todos los ciudadanos de los países de la Zona Euro tienen que contribuir con su libra de carne para que Alemania pueda seguir siendo una potencia exportadora principalísima.
Las preferencias de los griegos encapsulan la historia de la larga marcha de los eurocomunistas griegos desde la disidencia dentro del Partido Comunista hasta la llegada al gobierno. Grecia no eligió una expresión política surgida de la nada para expresar su frustración ante la crisis desatada por años de abuso patrimonialista del Estado por las élites que lo dominaron desde el fin de la dictadura de los coroneles y por el remedio atroz suministrado por la troika. Eligió a Syriza, la Coalición de la Izquierda Radical, la confluencia que impulsaron los viejos cuadros del “Partido Comunista del Interior”, después de romper con los estalinistas del “Partido Comunista del Exterior” y abrirse a los movimientos sociales de los ’80 y a la naciente ecología política. Los comunistas que combatieron la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial evolucionaron en direcciones divergentes ante el intervencionismo soviético en Europa. Muchos de ellos, forzados por la dictadura de los coroneles al exilio en Italia, abrazaron el modo de oponerse a Moscú y de concebir las alianzas políticas de sus correligionarios italianos y promovieron una visión comunista desde el interior de Grecia, distinta de la impuesta desde el exterior por los mandamases de la URSS.
Un jovencísimo Alexis Tsipras fue jefe de la Juventud Comunista representando a esos adultos del partido inspirados por el eurocomunismo de Enrico Berlinguer y los acompañó en la salida del partido (la sigla histórica, KKE, quedó en manos de los ortodoxos) y en la búsqueda de alianzas que su viejo partido no hubiera aceptado jamás.
Syriza, la forma que hace tiempo adoptó esa política de alianzas, es entonces un sujeto político con una larga historia y hondas raíces en la cultura política griega. Llega al gobierno con el desafío de encontrar aliados nuevos para alcanzar la mayoría en el Parlamento que se le escapó por milésimas. Llega rodeada de unas expectativas a las que Tsipras trató de darle un marco realista en la campaña. Y llega en un tiempo en que los pesimistas creían que era el de optar entre la resignación de las grandes coaliciones o la bestia negra de la ultraderecha. Un eurocomunista extemporáneo tiene delante de sí la oportunidad de demostrar que no es así.

* Coordinador del Programa de Política Internacional, Laboratorio de Políticas Públicas.



La promesa de la izquierda


Alexis Tsipras durante a campanha

Alexis Tsipras ha recorrido un largo camino desde sus inicios como joven activista comunista hasta su victoria de ayer en las elecciones legislativas griegas. A sus 40 años, se convertirá en el primer ministro griego más joven en siglo y medio y en la esperanza de una izquierda europea antiliberal.
Aunque no pertenece a una dinastía política –algo usual en Grecia–, el líder de Syriza fue un prematuro militante. El país lo descubrió como representante de un movimiento estudiantil en un estudio de televisión, en 1990, cuando, aún adolescente, señaló con la misma seguridad con la que se mostró ayer: “Queremos tener el derecho a decidir cuándo vamos a clase”.
Desde entonces, el “bolchevique griego”, como se lo conoce en la arena política, ha conservado un rostro juvenil, su admiración por el Che Guevara –a uno de sus hijos lo llamó Orfeo Ernesto–, y culminó sus estudios en la Escuela Politécnica de Atenas, donde obtuvo un diploma de ingeniero civil.
Nacido apenas unos días después de la caída de la dictadura, Tsipras debutó en política en el seno de las Juventudes Comunistas Griegas (KKE), a fines de los años ’80. Una década más tarde, ganó los primeros galones en la rebelión de los liceos, cuando se enfrentó a una reforma de liberalización del sistema educativo, que tuvo lugar a principios de los ’90. Tras abandonar la juventud comunista, Tsipras se afilió a Synaspismos, un pequeño partido eurocomunista y altermundialista. A los 33 años fue elegido presidente de ese partido, fuerza que en 2008 se transformó en una coalición de varias organizaciones bajo el nombre de Syriza, que se distingue de los comunistas por su posición favorable a Europa.
En las elecciones de 2009, Syriza obtuvo el 4,6 por ciento de los votos, muy por debajo de lo esperado, debido, según los analistas, al apoyo que aportó a los disturbios urbanos que sacudieron Grecia tras la muerte de un joven baleado por la policía. No obstante, Tsipras se alzó con un escaño en el Parlamento. Con un 16,78 por ciento de los sufragios, la formación de izquierda multiplicó por cuatro su votación en las elecciones de 2009 e hizo volar en pedazos el bipartidismo que dominaba el país desde la caída del régimen de los coroneles, en julio de 1974.
Fue la eclosión de la crisis de la deuda en 2010 y los años de cataclismo económico que siguieron los que dieron una creciente audiencia a la formación de izquierda y a su líder, que denunciaron la crisis que atravesaba el pueblo heleno, causada por las medidas de austeridad impuestas por la troika formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
En los comicios legislativos de 2012, Syriza fue impulsada como segunda fuerza del país y principal partido de la oposición. Es que Tsipras construyó el éxito de su partido en base al rechazo a las medidas bárbaras del memorándum de acuerdo entre Atenas y sus interlocutores internacionales, que condiciona la concesión de préstamos de ayuda al país a la implementación de un drástico programa de ajuste y reformas estructurales, lineamientos impuestos por la troika.
Ahora, a las puertas del poder, Tsipras cuida su imagen internacional. Gracias a sus notables progresos en inglés, multiplicó los viajes al extranjero, entre ellos le hizo una visita al presidente del BCE, Mario Draghi, al ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble –defensor a ultranza de la disciplina presupuestaria–, y al papa Francisco.


Los desafíos de una victoria
  
 Por Mercedes López San Miguel

El fin del ajuste, la gran promesa de Alexis Tsipras, provoca esperanza entre los griegos desocupados –un 25 por ciento de la población, un 50 por ciento entre los jóvenes– y en las personas sin hogar que organizan visitas guiadas a los barrios donde viven en refugios de emergencia, edificios abandonados o en la calle. En Atenas, varias decenas de miles de personas no tienen vivienda tras seis años de crisis profunda. Con ellos se comprometió Syriza, partido de izquierda que tomó bríos en 2012 y que tendrá el gran desafío de consolidarse como gobierno, pero al mismo tiempo lidiar con la deuda y no ceder ante las fuertes presiones de los prestamistas de la Comisión Europea, el FMI, el Banco Central Europeo y el mundo de los buitres.
Días atrás, Tsipras, líder de Syriza, señaló al Financial Times que la austeridad había fracasado. “Tenemos que terminar con el ajuste antes de que el miedo mate a la democracia griega. A menos que las fuerzas progresistas y la democracia cambien a Europa, será Marine Le Pen y sus aliados de la ultraderecha los que lo hagan.” Suena absurdo que la presidenta del Frente Nacional y presidenciable francesa haya brindado su apoyo al partido de izquierda griego. Le Pen dijo al diario Le Monde que esperaba el triunfo de Syriza. “Hay una fractura en Europa que pasa por que el pueblo recupere su fuerza frente al totalitarismo de la Unión Europea y de sus cómplices, los mercados.” Enseguida reaccionó con disgusto George Katrugalos, europarlamentario de Syriza. “Nuestras propuestas son totalmente opuestas. Militamos por una Europa social, de las libertades y de los derechos sociales garantizados, cuando la visión del Frente Nacional es xenófoba y reaccionaria.”
El programa de su partido para levantar a Grecia plantea medidas anticíclicas, gastos sociales y en obras públicas y, por sobre todo, reestructuración de la deuda pública (que es 177 por ciento del PIB) y alivio de la carga tributaria de la clase media. A diferencia de 2012, Tsipras entiende que la única vía es hacerlo dentro de la Unión Europea y la Eurozona, lo que pondrá en tensión sus aspiraciones de comandar un gobierno posneoliberal. Merkel, Lagarde y otras voces amedrentadoras hicieron su trabajo en los últimos meses.
Para Dimitris Pantoulas, analista político griego con estudios en la Universidad de Bath (Inglaterra), Syriza es la única opción que tiene Grecia para salir de la crisis, pero cree que le espera una corta luna de miel. “Mucha gente que votó por Syriza no es progresista de izquierda; lo hizo porque es el partido que se opuso desde el comienzo a las medidas de austeridad y porque tiene un perfil menos radical que el Partido Comunista. Si a esto le agregamos que una gran parte de la elite y la burguesía nacional e internacional le harán la guerra al primer gobierno de izquierda en el país después de la guerra civil (1945), se entiende que Syriza va a tener un trabajo difícil en los próximos meses.” Según el experto consultado por Página/12, el panorama puede mejorar si en los primeros cien días la dirigencia de Syriza obtiene respaldos clave, como el de los comunistas, que en Grecia siguen una línea dura y defienden a rajatabla la salida de la Unión Europea y de la OTAN.
Tsipras ha demostrado gran habilidad política, pero si no resuelve la tensión entre las demandas de una sociedad desesperada y unos prestamistas que agitan todos los fantasmas posibles, la experiencia griega podría naufragar pronto. Si logra doblegar esos fantasmas, la esperanza se esparcirá por Europa.


sexta-feira, 23 de janeiro de 2015

Olá, Recife ou 'A Guerrilheira Perfumada'

Confesso: todos às vezes que desembarco em Recife, mesmo a cidade sendo outra hoje, não tenho como deixar de lembrar uma série de aspectos e fatos que marcaram o seu passado. De imediato, logo me vem à mente  o 'Bom Dia, Recife', do eternamente presente Ronildo M. Leite, que, no agreste do estado, logo cedo, principiou pelas letras e afiou a sua pena. 'Bom Dia, Recife', título das suas crônicas, nutridas por uma série de personagens que, penso eu, só em tese eram imaginários. Jornalista, cronista, poeta e boêmio, Ronildo, além das redações dos jornais, tinha no bar Mustang (na Conde da Boa Vista) um "laboratório" para a sua criação. Dessas reminiscências, o que digo eu é 'Olá, Recife', esse novo Recife de hoje, que logo me desaparece, para eu continuar a pensar naquele outro Recife. Digo assim, lembrando de 'A Guerrilheira Perfumada', criada por Ronildo M. Leite, com uma narrativa sobre a vida, a poesia, a política e a boemia. Aí abaixo, caro leitor, você tem a definição do boêmio que ele realizou, na companhia da 'Guerrilheira Perfumada'. 

Ronildo M. Leite: seis anos sem as crônicas do 'amor diário' 

"Se é boêmio convicto, o quarentão é necessariamente avesso à bebedeira das quatro festas do ano. Nada mais chato e triste e pegajoso e caricato do que o bêbado de véspera de Natal e Ano Novo.
Boêmio convicto jejua nas quatros festas do ano. Para curtir todas as madrugadas que lhe restam. Simplesmente porque, filho das noites, entende o segredo das madrugadas.
Aos bêbados eventuais, eu aconselho, pois: necessário entender as madrugadas. Na proporção que exibe e expõe, a madrugada esconde e protege o boêmio como as grandes mães alcoviteiras. Acalenta amores. Denga os desesperados. Constrói ambições. Destrói necessidades. Dos insípidos, faz poetas.
Somos todos de uma mesma ribalta, porque toda arte é essencialmente boêmia.
O boêmio, todos nós, morre na barra da alvorada. Todas as madrugadas. Fuzilados pelo nascer do sol. Iluminadamente."

(In: LEITE, Ronildo M. A Guerrilheira Perfumada: Crônicas do Amor Diário. Recife: Editora Raiz, 1990, p. 75-76) 

quinta-feira, 22 de janeiro de 2015

Uma misteriosa morte na Argentina

Para aqueles que, como eu, acompanham a conjuntura latino-americana, estes últimos dias têm sido muito intrigantes. A razão está à vista: a misteriosa morte do procurador argentino Alberto Nisman, que tinha sob sua responsabilidade a investigação do atentado à Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), caso que se arrasta há já 21 anos. Nisman foi encontrado morto em seu apartamento em Buenos Aires, no bairro de Puerto Madero, nas proximidades da Casa Rosada, que abriga a Presidência da República do país. A mãe o encontrou caído no banheiro com um tiro. As especulações sobre o ocorrido são muitas. Suicídio? Suicídio induzido? Assassinato? A trama parece bem complexa, envolvendo serviços de inteligência, as "sombras" do poder e até, talvez, inocentes úteis. Da cobertura até agora realizada, ao que tudo indica, tem sido o Jornal Página 12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/index.html) o que com mais propriedade - sem precipitações e buscando a interligação dos fatos - tem enfocado o acontecido. Aí abaixo, reproduzo alguns textos a respeito, começando com uma entrevista com Horacio Lutzky sobre as obscuras posições de dirigentes judeus, o Estado argentino e o caso AMIA. A fonte de todos os textos é o Jornal Página 12


O promotor Nisan; ao fundo, destroços do atentado à AMIA 


Fabián Harari
Valeria Sleiman

En su libro, Brindando sobre los escombros, Horacio Lutzky condensa una investigación de más de 15 años sobre el papel de la dirigencia judía, el Estado argentino e Israel en el encubrimiento del atentado a la AMIA. En esta entrevista, indagamos sobre esa trama, sobre los vínculos del Estado de Israel con la dictadura y sobre el acuerdo con Irán.

Horacio Lutzky es abogado y periodista. Fue director del periódico Nueva Sión (1991-1995 y 1999-2000) y de la sección de noticias de la señal Alef Network (1995). A partir de sus críticas a la dirigencia comunitaria, se lo despidió de ambos medios. Fue observador en el juicio oral y público de la causa AMIA y asesor parlamentario ad honorem para el dictamen acusatorio contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por su mal desempeño en la investigación del atentado contra la Embajada de Israel. El año pasado, publicó su libro Brindando sobre los escombros (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2012), una investigación donde describe las maniobras de encubrimiento del atentado a la AMIA de la dirigencia judía, en colaboración con el Estado argentino y con la diplomacia israelí y norteamericana. El Aromo se acercó para discutir con él estos temas. Aquí, lo más importante de la charla.

Horacio, ¿cómo llegó a esta investigación?

Siempre traté de congeniar dos intereses: la cuestión jurídica y el periodismo. En la post dictadura apareció un medio que unía esas pasiones. Se identificaba con los derechos humanos y con una ideología de izquierda dentro de la comunidad judía: un periódico llamado Nueva Sion. Me acerqué y empecé a colaborar. Teníamos una mirada muy crítica con el establishment comunitario. Pasó el tiempo y me ofrecieron la dirección. Con amigos, uno de ellos Marcos Doño -que estaba en la redacción y fue detenido-desaparecido en la época de la dictadura-, pergeñamos la idea de hacer un programa y luego una señal de televisión. La idea necesitaba de capitalistas. Había dos grupos, uno inversor y otro de trabajadores. Quedé como vicedirector del último. Rápidamente, uno de los accionistas se comió al resto: Rubén Beraja. Era presidente del Banco Mayo, de la DAIA y del canal. En la dirección de noticias, manejábamos la línea Marcos Doño, Roxana Levinson -familiar de víctimas en ambos atentados- y yo. Éramos un grupo muy sólido en lo ideológico y pensábamos que el canal no tenía que tener otro objetivo mayor que el de denunciar impunidad, que ya estábamos viendo. Empezamos a salir en los primeros programas con revelaciones fuertes, que son las mismas que diecinueve años después se están dando por probadas, es decir, que había una fuerte conexión local, que había que investigar a la policía y a los servicios, que había una pista siria y que el menemismo estaba encubriendo. 
Ahí comenzamos a sufrir episodios de censura por parte de la dirección del canal. Por un lado, despidieron a los trabajadores que estaban en la dirección de noticias y llegamos a enfrentamientos, que en ese momento no teníamos tan en claro a qué obedecían. Pensamos que eran temas financieros. Pero no era así. Llegó un momento en que tuve que entrar hasta con un oficial de justicia para sacar material periodístico. Sostuvimos una pelea con intercambio de cartas documento, con denuncias y demás, que duró un año aproximadamente. Anularon el departamento de noticias, fomentaron enfrentamientos internos y le impidieron entrar a gente del canal. Antes que destruyeran el material, yo hice una acción para poder entrar a buscar mis cosas, porque habían puesto seguridad interna, que era gente del Banco Mayo. Ocuparon de facto el canal. Ese fue el episodio que me hizo entender que algo estaba tremendamente mal, porque uno por lógica espera que los criminales no contribuyan al esclarecimiento y traten de desviar las investigaciones, pero lo que es absolutamente escandaloso es que representantes de las víctimas sean quienes están en contra del esclarecimiento. Ahí es donde nace una sospecha que después se fue solidificando.

Usted en su libro relata los vínculos de la dirigencia comunitaria y de Israel con la dictadura…

Tendría que hacer una diferencia: la comunidad judía y la dirigencia. La comunidad judía ha sido particularmente perseguida por la dictadura. Eso tiene que ver tanto con un compromiso con las causas populares como con una visión prejuiciosa y antisemita de los dictadores. Un presidente de la DAIA tuvo un hijo secuestrado por la dictadura militar, Nehemias Resniki. Pudo salvar al hijo y siguió siendo el presidente de la DAIA. Hubo otro caso: Jaimovich, era presidente de la DAIA de Córdoba y su hija murió y hoy pertenece a las asociaciones de familiares de detenidos y desaparecidos. En el caso de Resniki, hubo quienes criticaron duramente que no haya renunciado y hay quienes marcan que a partir de ahí empieza un giro de no denunciar, un pacto de no-agresión. Sea cual fuera la explicación, es cierto que la DAIA tuvo una actitud macartista con los perseguidos que iban a solicitar ayuda. Les cerraba la puerta, los ninguneaba. Israel, en esos años, en su búsqueda de desarrollar su industria militar, encontró un nicho interesante en Argentina, pero particularmente en dos momentos: cerca del año ’78, ante el conflicto del Beagle, y especialmente en las postrimerías de guerra de Malvinas y en el comienzo, donde prácticamente era el único proveedor. En el medio de esos períodos, también hubo abastecimiento. Entonces paradójicamente el régimen militar, que tenía una ideología radicalmente antisemita, sostenía relaciones muy cordiales y amables con el Estado de Israel.

Vamos al corazón de su libro, allí cuenta, nombre por nombre, cada uno de los dirigentes que tuvo la DAIA y muestra sus conexiones con el poder político en los ’90.

El libro está enfocado en la cuestión del encubrimiento y el apoyo de cierta dirigencia judía a los encubridores. Dentro de esa mirada hay un momento, que es el que está representado en la tapa del libro, que me parece simbólico, porque es la foto de dos presidentes de la DAIA homenajeando a un procesado por encubrir la investigación del atentado: el comisario Fino Palacios. Hay dos de esos dirigentes de los años ’90: José Hercman, quien era el presidente de esa entidad en ese entonces, y Aldo Donzis, quien fue hasta hace muy poco presidente de la DAIA. Lo que muestra la foto es, desde Beraja hasta los años 2000, una línea única y uniforme. Otro personaje interesante en la foto es el comisario Santos, uno de los involucrados en la represión en Plaza de Mayo en diciembre del 2001 donde murieron 30 personas. Y el otro es Carlos Soria, que integraba la comisión bicameral de seguimiento, que fue más bien de encubrimiento, que tenía lazo directo con la SIDE y que estaba claramente interesado en que no se investigue absolutamente nada. Otro dato de Soria es una foto donde están compartiendo una cena con Priebke. Hercman tuvo de inquilino a un agente iraní, un pescado gordo y la gente dice que fue casualidad. Son todas las casualidades permanentes…
Lo curioso es que a la semana siguiente de ese acto tenían que empezar a declarar todos los policías. Una semana antes, hicieron un acto de homenaje. Un escándalo. Pensemos que entre los dos atentados hubo una docena de policías que no estuvieron donde tenían que estar. Entonces, esto solo, indica por dónde había que empezar a investigar. 

¿Puede describirnos a la dirigencia judía, más allá de Beraja?

Roberto Zaidemberg fue un abogado que tuvo participación en algunos tramos de la causa como mano derecha de Rubén Beraja. Apareció imputado en las investigaciones por el vaciamiento del Banco Mayo como titular de una de las empresas beneficiarias de presuntos autopréstamos. Mediante ese mecanismo, el Banco Mayo recibió 298 millones de pesos-dólares que desaparecieron en cuestión de no más de siete semanas. En los tiempos siguientes se dedicó a hacer lobbie en favor de Galeano: mandar cartas a los diarios y denunciar a los familiares que criticaban la historia oficial. 
José Hercman fue un contador que hizo fortuna en la época de las privatizaciones de Menem, básicamente, como asesor del grupo Meller. Fue de las personas del riñón de Rubén Beraja y fue presidente de la DAIA, después de él. Pero ni bien comenzó a trabajar como dirigente en la DAIA, en el año ’91, realizó un contrato de locación con un agente iraní, que fue acusado de ser parte de la trama local del atentado. No denunció oportunamente que tenía semejante personaje como inquilino, quien manejaba las finanzas de la embajada de Irán y, por eso, ésta le salió de garante. Ese inquilino representaba a una empresa conocida como GTO, que se encargaba de exportaciones-importaciones. Está claramente identificada como la responsable de las triangulaciones y la obtención de armas en distintas partes del mundo. 
Jorge Kirszenbaum concentraba todo el poder comunitario: negocios y lo que movía la Fundación Banco Mayo. A partir de ahí, se convierte en incondicional de Beraja y, en los años siguientes, va a ser uno de los presidentes de la DAIA. Defendió la historia oficial, diciendo que si cae Galeano, cae la causa AMIA. Últimamente se lo vio como abogado defensor de De La Rúa. 

¿Cuál es su hipótesis sobre el origen el atentado a la AMIA? 

En los años ‘90, agentes iraníes como John Pashai hacían sigilosas compras de armas y explosivos a Fabricaciones Militares en Argentina, mientras Irán presionaba al gobierno argentino para que cumpliera con la entrega de material y tecnología para el desarrollo de su planta nuclear,  compromiso obligado por un contrato millonario.  Estados Unidos e Israel favorecieron la ruta iraní de armas argentinas para los musulmanes bosnios, pero se opusieron rotundamente a la provisión de elementos para el desarrollo nuclear de Irán. En Buenos Aires, los tres países mantuvieron un inestable acuerdo en el envío de armas a los Balcanes, pero se enfrentaron duramente en dos bandos opuestos respecto del cumplimiento del convenio nuclear, objetivo estratégico central del país de los ayatollahs. La pulseada fue perdida por Irán, que en diciembre de 1991 vio cómo el embarque de material nuclear que le estaba destinado  -ya cargado en el puerto bonaerense de Campana-  fue abruptamente suspendido por presión de Estados Unidos. Entre los intentos de apaciguar la indignación iraní,  negociadores argentinos se comprometieron a suministrar  armas y explosivos para los combatientes islámicos que enfrentaban a los serbios en Bosnia, con el aval de Estados Unidos.  Irán aceptaría el “premio consuelo”, pero no dejaría de tomar revancha. Esa tensa relación podría justificar el espionaje que los ineficaces servicios de inteligencia argentinos desarrollaron sobre la sede diplomática iraní antes de los atentados. En el  descontrolado tráfico de armas y explosivos intervinieron agentes iraníes, que para los envíos actuaban en obligado acuerdo con representantes de Croacia, punto de ingreso por mar hacia Bosnia. Al menos parte de los embarques de explosivos se hicieron en un sector del Puerto Nuevo de Buenos Aires,  de cuyas inmediaciones salió el volquete depositado en la puerta de la AMIA, minutos antes de la explosión. El volquete era  de propiedad de Nassib Haddad, quien no podía justificar grandes compras del explosivo amonal, realizadas en los meses anteriores. Haddad fue detenido a pocos días del atentado, pero liberado en cuestión de horas tras urgentes gestiones del coronel Carlos Franke, jefe de Fabricaciones Militares. Muchos nombres que aparecieron como sospechosos con el tráfico ilegal de armas desde Argentina, en los años ’90, y en los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, venían realizando operaciones con nuestro país desde los años de la dictadura militar. Allí se entrecruzaron oscuros negociantes argentinos, israelíes y de otros puntos de Medio Oriente.  
La política secreta y los negocios sucios diluyen los límites entre criminalidad y cuestiones de Estado, y con ello, obturan las posibilidades de obtener verdad y justicia. Más alla de consideraciones humanitarias, los intereses estadounidenses –respaldados por Alemania y el Vaticano-  pasaban por repeler las intenciones expansionistas serbias y el tráfico ilegal de armas era un elemento esencial. Una investigación promovida por la bancada republicana del congreso norteamericano, sintetizada en un informe de más de 700 páginas  -Final report of the select subcommitte to investigate the United States role in iranian arms transfers to Croatia and Bosnia- de octubre de 1996, documentó cómo el gobierno de Bill Clinton habilitó “luz verde” al canal iraní de contrabando de armas para los musulmanes de Bosnia. Otras investigaciones independientes, demuestran que la trama comenzó antes, bajo el mandato de George Bush (padre), como política que fue llamada de “ojos cerrados”, donde los norteamericanos conocían perfectamente el tráfico, pero no intervenían pese a su carácter de garantes del embargo dispuesto por la ONU. El modelo incluía fondos sauditas tal como antes se había hecho en Afganistán apoyando a los combatientes islámicos para echar a los soviéticos. Con Clinton, la colaboración fue activa y directa, con la intervención del embajador norteamericano en Croacia, Peter Galbraith, que realizó desesperadas gestiones para frenar los reiterados enfrentamientos armados entre croatas y musulmanes, que por meses impedían la llegada de los suministros iraníes para Bosnia (a través de Croacia). La condescendencia secreta con los iraníes contradecía el discurso público norteamericano. El asunto se reactualizó años después, cuando quedó en evidencia que entre los miles de combatientes islámicos o “mujaidines” que actuaron en Bosnia y accedieron a armas con el visto bueno estadounidense,  figuraban militantes de Al Quaeda, ligados directamente a Osama Bin Laden, quien recibió un pasaporte bosnio. Entre ellos, el 2° comandante de Al Quaeda -Ayman al Zawahiri- y Khalid Shaikh Mohammed, que también obtuvo ciudadanía bosnia. Mohammed es considerado el cerebro de los ataques a las Torres Gemelas en el 2001. Si bien en 1996 el congreso norteamericano se había interesado en investigar estos oscuros lazos, después de los miles de muertos en el World Trade Center, ni demócratas ni republicanos desearon volver a revisar nada sobre el tema. Tampoco les resultaba atractivo que se expusiera a la luz pública cómo algunos de los miembros de la red iraní, que armaba a los bosnios contra los serbios, contaron con todo tipo de apoyos en Buenos Aires para traficar armas y explosivos, hasta que se produjo el atentado a la AMIA, por el que acusan precisamente a un grupo iraní. 
Acá hubo representantes de los bosnios-musulmanes, entre los cuales aparecen militares que actuaron en la dictadura. Uno de ellos, del entorno de Massera. Aparece involucrado también Al Kassar, que tuvo un embargo de cuentas en una causa que llevaba el juez Baltasar Garzón. Al Kassar era el apoderado del gobierno argentino para la venta de armas. Los croatas se quedaban con un 30, 40 o 50% de los envíos, según distintas estimaciones. Le cobraban un impuesto de tránsito. Entonces, los iraníes ponían dinero para obtener armas. Pero no siempre las armas llegaban a destino. Lo importante es que a cinco o diez minutos de la AMIA, había un almacenaje descontrolado de toneladas de armas y de explosivos, en cuyo tráfico estaban interesados agentes sirios y agentes iraníes con el visto bueno de Estados Unidos, de Israel y la participación de Argentina.

O sea que habría una vinculación entre la AMIA y la explosión de Río Tercero…

Siempre se intentó de que estas causas no tuvieran ningún punto de contacto. Lo que se presentó durante tantos años engañosamente como un accidente, hoy está demostrado que fue un crimen de Estado para encubrir -en mi opinión- no sólo el tráfico de armas, sino también las derivaciones con el atentado a la AMIA. Esa es mi hipótesis.

Por lo que usted sugiere, el motor del atentado tiene un contenido más económico: la suspensión de los contratos por el proyecto Cóndor.

Eso, sumado a la irritación siria que, por ese momento, había prohibido el ingreso de Menem a su país, debido a que había estallado el escándalo con la familia Yoma. Había amenazas de vendetta, incluso de la familia política del presidente, porque la habían procesado a Amira. Había reclamos de Assad que fueron públicos. O sea, el incumplimiento con el embarque de material nuclear sin dudas fue algo así como un casus beli para los iraníes. En el lapso de unos pocos meses, se había desarrollado la necesidad, tanto de Irán como de Siria, de producir algún contraataque importante. 

En el ámbito público se habla de la famosa traffic, ¿por qué usted problematizó su existencia? 

La traffic aparece en la causa apenas dos horas después del atentado, insertada por el comisario Castañeda, que está procesado por destruir pruebas. En ese momento era absolutamente imposible determinar que existía una traffic blanca, como dice él en una de las primeras fojas. En las actuaciones siguientes, se sabe que hubo apretadas a testigos para que dijeran haber visto una traffic. Por ejemplo, hay una testigo que era ascensorista de la AMIA y que vio cómo desde una camioneta se bajaba una pila de bolsas de materiales de construcción y se la dejaban al costado derecho de la AMIA. La AMIA estaba en refacciones, pero resulta ser que el corralón de materiales, en realidad, ese día jamás llegó a enviar ningún pedido. Con lo cual, no se sabe quién dejó eso y no se sabe qué tenían esas bolsas, que esta testigo con toda su inocencia describió con lujo de detalles. Pero a nadie le interesó profundizar sobre esa vertiente. El volquete que se dejó en la puerta de la AMIA, cinco minutos antes del estallido (o de los estallidos), era de propiedad de un señor que tenía su depósito a unos escasos cien metros, de donde salía el tráfico de explosivos y de armas, que además era un referente importante del centro islámico, al que concurrían tanto los Menem como Al Kassar. Ahora, si en realidad entró circulando por Pasteur una camioneta traffic, conducida por un señor con rasgos árabes, que fue vista por una testigo vinculada a un miembro de Bomberos, que fue absolutamente contradictoria en su testimonio (que se quebró incluso), que en un momento dijo que “lo miró a los ojos fijamente y que se asustó por la apariencia árabe del que iba manejando”… En fin, esa hipótesis de una camioneta que viene de Foz de Iguazú volando, con un señor con turbante y se estrella contra la AMIA, deja afuera cualquier otra especulación.

La pista siria digamos…

La pista siria y la pista de la zona liberada. La pista del tráfico de armas, lo cual  no implica que no haya habido señuelos.

Estaban también las negociaciones de Siria e Israel por el Golán.

Bueno, eso es uno de los motivos por los cuales después se decidió que a Siria había que dejarla afuera de toda responsabilidad, sumado a que Siria hizo los deberes con occidente en reiteradas oportunidades. No nos olvidemos que cuando fue el envío de naves al Golfo por parte de Argentina (1991), Siria estuvo en el mismo bando. Y no nos olvidemos que pese a todo, pese a la retórica inflamada, la realidad es que la frontera entre Israel y Siria ha sido, a lo largo de décadas, la más tranquila. Entonces, hay pactos subterráneos y no se iban a echar a perder por un expediente en el extremo sur del continente.

No es raro que las primeras pericias las haya hecho el Mossad. Ellos deberían saber algo…

Bueno, un poco yo lo cuento. Yo tomé un libro (que se llama justamente Mossad), que confirma esta hipótesis. O sea, cuenta que hubo agentes del Mossad que fueron a patearle la puerta a sus directivos y les dijeron “olvídense de este expediente, se archiva”. Claro que lo sabían.

El kirchnerismo gobernó durante diez años y casi no hubo avances en la causa. ¿Es responsable también de que la causa no haya avanzado?

Sí, claro. Pero tampoco puedo perder de vista que, cuando asume esta gestión, pasaron nueve años de destrucción sistemática de pruebas. Milagros no se pueden hacer. Lo que sí se puede hacer es ir a fondo con el tema del encubrimiento, y ahí es donde yo creo que se puede hacer mucho más de lo que está haciendo la actual gestión.

¿Qué opina del memorándum que se está votando en el Congreso?

El memorándum en sí creo que es inconducente, que tiene serios defectos conceptuales y técnicos y que no va a servir para lo que supuestamente se propone. Yendo a lo técnico, hay una cuestión que me parece elemental: si se aprueba el memorándum, por ley interna pasa a ser un tratado. Según nuestra Constitución, un tratado tiene un rango superior al de una ley interna. Si ese tratado sostiene que las declaraciones se van a producir después de realizarse una cantidad de procedimientos, eso significa que el Estado argentino, por una ley superior, aceptó un compás de espera. Ese compás de espera, sancionado por un tratado, es absolutamente contradictorio con una orden de detención y comparecencia inmediata, como serían las alertas rojas de Interpol. Con lo cual, si cualquier interesado se presentase ante el juez argentino a decirle que cumpla con esa ley superior, el juez Canicoba Corral debería comunicar a Interpol que quedan sin efecto esos pedidos de comparecencia inmediata, porque el Estado se comprometió a un compás de espera y carece de sentido el alerta roja. Entonces, lo único cierto es que los iraníes van haber logrado ese efecto, que es el que les preocupa. Después, lo que interesa es lo que nunca se terminó de profundizar: la materialidad del hecho del encubrimiento. Lo único que tenemos en concreto, y con procesamientos firmes, es que hubo una gigantesca maniobra para encubrir. Bueno, tenemos que saber por orden de quién, para qué y para encubrir qué. Y sin tomar como cierto nada de lo que se toma dogmáticamente. Ni siquiera la existencia de la famosa camioneta, porque a lo largo de estos años todo lo que eran verdades absolutas se fueron desmoronando. Entonces, hay que tomar nuevos caminos, como el tráfico de armas.

Por lo que se ve, ni el gobierno, ni la oposición parecen interesados en avanzar realmente sobre la causa…

Por lo menos hasta ahora, es muy deficiente lo que se está viendo. 

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“Fue víctima de una operación”

El ex juez de la Corte Suprema cree que a Alberto Nisman “le vendieron información falsa”. Dice que de la denuncia contra la Presidenta no se desprende ningún delito porque no ocurrió nada de lo que el fiscal dijo que iba a pasar.
  
Por Laura Vales

“La denuncia no tiene fundamento. Incluso si se aceptara que existió un plan (del Gobierno, para garantizar la impunidad de los sospechosos iraníes del atentado a la AMIA), no encuentro el delito, porque este plan denunciado no pasó al terreno de los hechos, no se logró encubrir a nadie”, plantea Raúl Eugenio Zaffaroni. En diálogo con Página/12, el ex juez de la Corte Suprema analizó el escenario planteado tras los pedidos de indagatoria del fiscal y su posterior muerte. Zaffaroni se mostró convencido de que a Nisman “le vendieron información falsa”. También cuestionó que los servicios de inteligencia actúen como auxiliares de la Justicia y consideró que el fiscal “fue víctima” de una operación.
–Como parte de la presentación, hay una serie de escuchas en las que se dice que dirigentes kirchneristas con acceso a la Casa Rosada negociaron que se dejara de investigar a los iraníes. Además, está el memorando en sí. ¿Por qué esto no sería una prueba suficiente?
–Bueno, hay escuchas de gente que dice que dicen cosas, pero ¿qué es lo que se hizo? Es decir, puede haber gente que diga muchas cosas, puede haber gente que diga que vino a hablar conmigo para asaltar el banco de la esquina, pero ¿yo hice algo para asaltar el banco de la esquina? Otra cosa: la tentativa de instigación, en el derecho argentino no es punible. Si yo te quiero convencer de que vayas a matar a alguien, eso no es punible en nuestro código. Incluso si alguien considera el acuerdo (con Irán) como un acto ejecutivo, es decir como un acto de tentativa de encubrimiento, el (ex) jefe de Interpol (Ronald Noble) aclaró que el canciller Héctor Timerman insistió en que las alertas rojas debían seguir vigentes. Esto está denotando un desestimiento, y el desestimiento deja impune la tentativa, incluso considerando que es forzado decir que el memorando ya fuera una tentativa de encubrir.
–¿Y si hubiera sido un plan frustrado? ¿Tampoco habría delito?
–¿Frustrado en qué sentido?
–Si hubo un plan que resultó frustrado porque Irán no respaldó el memorando.
–Suponiendo siempre que hubiera habido un plan, el desestimiento fue anterior a que Irán rechazara el memorando.
–¿Qué opina sobre que Nisman haya presentado su denuncia durante la feria judicial?
–Fue muy raro.
–¿Por qué raro?
–Porque da la impresión de que alguien lo llamó, algo pasó: interrumpió un viaje. No había un término que se venciera ni nada de eso, vino e inmediatamente presentó un escrito de trescientas fojas... es raro, algo pasó. Ninguno de nosotros interrumpe unas vacaciones para presentar un escrito en la feria.
–Una especulación es que haya tenido miedo a ser desplazado de la investigación del atentado y que por eso se haya apurado...
–Puede ser que alguien lo haya llamado, que le haya dicho que lo iban a desplazar y que él lo haya creído, no lo descarto. Algo raro pasó.
–Como ex juez, ¿qué idea tiene del modo en que los servicios de inteligencia trabajan con jueces y fiscales?
–Creo que los servicios de inteligencia no deberían trabajar con ningún juez ni con ningún fiscal. Dependen del Ejecutivo y deberían trabajar con el Ejecutivo.
–En un caso tan complejo como el de un atentado terrorista, ¿puede la Justicia investigar sin los servicios de inteligencia?
–Si el Ejecutivo reúne pruebas con los servicios de inteligencia, las lleva. La función de un servicio de inteligencia es la seguridad del Estado, todo lo que haga lo tiene que hacer a través del Ejecutivo, no tiene que tener contacto directo con los jueces. El auxiliar del juez es la policía.
–¿Cómo ve el papel de la ex SIDE en este caso? Hay quienes atribuyen la denuncia, e incluso la muerte de Nisman, a una interna entre dos sectores de la Secretaría de Inteligencia.
–Lo que me parece claro, lo que uno puede decir a través de las noticias y de lo que pude ver de la causa AMIA, que no he seguido de manera permanente porque me excusé de actuar... lo que me parece claro es que a Nisman le vendieron información falsa. Algo pasó, algo sucedió. Porque aparece este sujeto, que está denunciado por la SI por hacerse pasar como agente de inteligencia; obviamente circulaba información falsa. (Nisman) no es la primera víctima de eso.
–¿Por qué se excusó de entender en la causa AMIA?
–Hace muchos años, con Ricardo Gil Lavedra, Carlos Arslanian y Andrés D’Alessio hicimos un dictamen a pedido de AMIA y DAIA, en el que señalamos que en la causa AMIA se estaban dando pistas falsas.
–¿En relación a los policías bonaerense que fueron acusados falsamente?
–En ese momento se estaba investigando, el juez era (Juan José) Galeano y nosotros señalamos que había una obstaculización de la investigación. Por eso después me excusé, ya había emitido opinión sobre la causa.
–En el expediente AMIA hubo justamente esta pista falsa que desvió toda la investigación, aunque no está claro si fue plantada por los servicios de inteligencia.
–No está claro si era atribuible a los servicios. De lo que sí tengo la plena convicción es de que a Galeano le metieron una pista falsa. Incluso cuando yo testimonié en el juicio político de él, creí en su sinceridad. Se equivocó, pero a mi juicio él creyó en lo que le llevaron, a tal punto que Andrés D’Alessio asumió su defensa en el jury. No tuvimos nunca la impresión de que estuviera encubriendo, pero sí la impresión de que se equivocó y estaba siendo engañado.
–O sea que la vulnerabilidad de un juez puede ser muy alta...
–Muy fuerte, y me parece que a Nisman le debe haber pasado una cosa parecida.
–¿Lo conoció?
–No, pero no tengo por qué dudar de su buena fe. La Justicia Penal Federal tiene una característica: es muy psicotizante. En un momento, si te dejás llevar por los comentarios del personal, de todo el mundo, te creés que el poder pasa por tus manos, y de repente te das cuenta de que estás solito con tu cuerpo. Es un fenómeno que... yo fui juez federal hace cuarenta años, las cosas eran más simples, éramos nada más que tres jueces federales, lo fui por pocos meses, tuve colegas que eran respetables, gente grande, yo era joven en aquel momento pero venía de provincia... por suerte no me formé en el fuero... todo el mundo creía que el poder pasaba por ahí. Salí aterrado de esos meses, a tal punto que cuando llegó el doctor Raúl Alfonsín al gobierno me ofrecieron la posibilidad de integrar la Cámara Federal y yo dije “me voy a la ordinaria”, por el terror que me causó ese microclima. De modo que un funcionario formado ahí... bueno, puede equivocarse muy fácilmente. Fácilmente y de buena fe.
–Sobre la denuncia contra el Gobierno, ¿qué pasos cree que deberían darse ahora?
–Creo que la denuncia no tiene fundamento directamente. ¿Qué van a investigar, algo que no es delito? Si no se llegó al grado de tentativa en lo que se denuncia, y en el caso de que se hubiera llegado, se desistió, ¿para qué voy a ver si está probado o no? ¿Qué voy a dejar probado, un no delito?
–¿Y con respecto a la muerte del fiscal?
–Hay que investigar a fondo lo qué pasó, hacer los peritajes que hay que hacer, tomar declaración a los testigos, y de ahí saldrá la verdad..
–En el país hemos tenido varios casos de supuestos suicidios vinculados con hechos políticos, casos nunca esclarecidos...
–Sí, y después queda una leyenda urbana. Me acuerdo de Juan Duarte y el capitán Gandhi con la cabeza de Duarte dando vueltas por tribunales (Gandhi, jefe de un grupo parapolicial antiperonista, exhumó el cuerpo del hermano de Evita, le cortó la cabeza y la mostraba para demostrar que había sido asesinado). Lo importante es que se hagan bien las cosas en la Justicia.
–¿La Justicia puede determinar si un suicidio fue inducido?
–La instigación al suicidio está en el Código Penal. Es muy interesante para los casos de laboratorio y para todo lo que nosotros hacemos en materia teórica, pero en treinta y cinco años de juez no vi ningún caso de instigación al suicidio, no sé si hay alguna condena de instigación al suicidio en el país. Si la hay, tiene que ser una rara avis. Es muy difícil probar eso, probar que determinaste a otro a suicidarse. Yo no conozco casos reales. No sirve la fórmula porque es la única vez que el Código Penal usa la palabra instigación, entonces de ahí deducimos teoría para la participación... pero nada más.

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Por Raúl Kollmann

El último hombre que vio con vida a Alberto Nisman, Diego Lagomarsino, se conectó a través de otra persona –una magistrada– con Página/12. “No soy un agente de Inteligencia, no tengo nada que ver ni jamás conocí a Jaime Stiuso”, mandó a decir. El técnico informático relató que el sábado lo llamó Nisman y le pidió la pistola prestada: “Me dijo que era por seguridad. Que el día anterior lo había llamado Stiuso y le dijo que se cuidara de la custodia y que, además, tuviera precaución con la seguridad de sus hijas”. Lagomarsino llegó a la torre Le Parc de Puerto Madero, lugar al que iba habitualmente; la guardia consultó al fiscal, éste lo hizo pasar y no hubo revisación de ningún tipo. Hoy en día, recapitulando lo sucedido, asegura que siente culpa porque en ese momento no se le ocurrió pensar que no debió prestarle una pistola a alguien en esa situación de presión.
La versión de Lagomarsino fue transmitida a este diario a través de una jueza amiga desde hace años de la familia del técnico informático. “Es un pibe joven, casado y con hijas chicas. Tiene mucho trabajo: le decimos ‘Cerebrito’, porque arregla todos los problemas en las computadoras. Yo le creo”, sostiene la jueza. Como es obvio, este diario no tiene elementos para creer o descreer de la versión del técnico informático.
Si fuese cierta la versión que transmite Lagomarsino a Página/12, por primera vez aparece nombrado directamente Antonio Stiuso en relación con los hechos de la última semana. El ex director de Contrainteligencia de la Secretaría de Inteligencia, despedido en diciembre pasado cuando la Presidenta decidió cambiar la cúpula del organismo, mantuvo en los últimos años una estrecha relación con el fiscal Nisman, que el juez Rodolfo Canicoba Corral definió la semana pasada como de subordinación del funcionario judicial al de los servicios de inteligencia. Desde la presentación de la insólita denuncia del fiscal, en la Justicia todos vieron la mano del espía en la iniciativa, como una forma de venganza por su despido, y señalaron a Stiuso como posible responsable del abrupto regreso de Nisman de sus vacaciones para presentar al día siguiente su escrito. Pero la versión de Lagomarsino lo coloca en estrecha relación con el fiscal hasta el último momento.
Página/12 se asentó en hechos objetivos que convierten a Lagomarsino en un personaje extraño pero protagonista esencial en la historia de la muerte del fiscal:
- Es el último que lo vio con vida.
- Le facilitó la pistola de la que salió el disparo que le produjo la muerte. En eso no hay dudas: el plomo encontrado en el cráneo del fiscal se corresponde con la vaina encontrada en el baño y esa vaina salió de la pistola Bersa, calibre 22.
- Tenía un contrato altísimo en la fiscalía, de 40 mil pesos por mes. Los fiscales consultados por este diario se sorprendieron con semejante cifra: “Por esa plata, ese contrato no es lo que parece ser”, afirmaron.
- Iba pocas veces a la fiscalía.
- En la mayor parte de las ocasiones, se veía con el fiscal en su vivienda, últimamente en el edificio Le Parc.
La versión de Lagomarsino, según lo manifestó la jueza que habló con este periodista, es que en la Unidad Especial AMIA había otros contratos altos, del mismo valor. Lagomarsino asegura que se dedicaba a copiar y desbloquear archivos y que realizaba backups de archivos que le pedía Nisman.
–¿No es una cifra desmesurada para ese trabajo?
–Diego dice que a veces el fiscal lo citaba a la una de la mañana de un sábado. Que debía estar listo todo el tiempo. Es cierto que iba poco a la fiscalía. El afirma que la mayor parte del trabajo lo hacía de forma remota: le mandaban los archivos y él los desbloqueaba o copiaba o hacía los backups. Diego dice que nunca conoció el contenido de esos archivos.
–¿Y cómo consiguió ese trabajo tan bien remunerado?
–Un juez de San Isidro tenía problemas en la computadora de su casa y recurrió a Diego. Como siempre suele suceder, Diego arregló los problemas. Le aseguro que es un tipo genial. Nisman también tuvo problemas en la computadora y este juez se lo recomendó. Así empezó la relación. Después Nisman le preguntó si no quería un contrato en la fiscalía. El no era monotributista sino responsable inscripto. Diego dice que en la Unidad AMIA había otros contratos de ese nivel.
Consultados por Página/12, en la procuración insisten con que semejante contrato es de lejos el más alto en la Unidad AMIA, que manejaba el fiscal Nisman, y en todas las fiscalías en general. Destacan que, en el momento de su inicio, Lagomarsino sólo tenía el secundario completo.
–¿Cómo fué que le prestó el arma?
–Diego cuenta que Nisman lo llamó por teléfono y, como declaró ante la fiscal, le pidió prestada el arma. Le dijo en esa conversación que Stiuso lo había llamado el viernes y le había dicho que debía tener cuidado. Que desconfiara de su custodia y que les pusiera seguridad a sus hijas. Eso es lo que le contó Nisman a Diego para justificar que le pedía el arma. Hoy en día, Diego llora todo el día. Está destruido y se siente culpable.
–¿Por qué?
–Básicamente porque no pensó en ese momento. Se pregunta cómo no se dio cuenta de que Nisman debía tener facilidad para conseguir un arma y no evaluó por qué se la pedía a él. También piensa ahora que era raro que le pidiera algo por seguridad cuando tenía semejante custodia. Pero, claro, Stiuso supuestamente le había recomendado que desconfiara de los custodios. Aun así, se pasa el día llorando. Hoy en día, cree que Nisman tenía tomada la decisión (de suicidarse) el sábado a la noche cuando Diego le llevó la pistola.
–¿Tiene miedo?
–Diría, más que todo, angustia. Se pasa el día llorando. Cuando se enteró a la mañana temprano del lunes, pidió consejo a otro juez, porque no me encontró a mí. Ese juez le aconsejó presentarse de inmediato. Fue solo a declarar el lunes a las 9 de la mañana. Estaban la fiscal Fein y el juez Manuel de Campos. Diego lloró durante toda la declaración.
–¿Usted sabe cuál era la relación de Lagomarsino con el fiscal?
–No en detalle. Diego siempre dijo que tenía una relación de confianza, pero que siempre el fiscal le hacía sentir que él era el jefe. Quizás dé una pauta que, en los últimos meses, Nisman contó que había dejado terapia y que había optado por respaldarse en El Arte de Vivir (nombre del grupo de autoconocimiento, yoga y meditación fundado por el gurú Sri Sri Ravi Shankar, nacido en India).
–¿Cómo fue el último encuentro, cuando le entregó el arma?
–Diego contó que no fue muy largo. Como era habitual, lo hizo entrar por la puerta de servicio. Nisman estaba solo en el departamento y lo invitó a tomar un café. Le llamó la atención que se lo tuvo que preparar él mismo. Estuvieron sentados en la mesa y Diego dice que lo vio tranquilo. Al ratito se fue, pero esta vez por la puerta principal, algo que no era usual. También recuerda que la despedida fue sin darse la mano porque justo se abrió el ascensor, donde había unas mujeres, y no le dio tiempo.
–¿Relató algún encuentro anterior?
–Creo que dijo que el anterior fue justo el día en que el fiscal iba a hacer la denuncia, el 13. Y ese día le llamó la atención una frase de Nisman: “Yo esto lo tengo que hacer, no tengo alternativa”.
Los investigadores consideran que Lagomarsino no tuvo relación directa con la muerte de Nisman en el sentido de que no estaba en el edificio cuando la autopsia fija el horario de la muerte, entre las 14 y las 15 del domingo. El técnico informático fue a entregarle el arma a las 20 del sábado y se retiró del edificio un rato más tarde. Su ingreso y egreso quedaron registrados en la guardia. Su participación, por lo menos en lo que hasta ahora hay en la causa, consistió en prestarle la pistola. Esa es la razón por la que la fiscal Fein no lo acusa de ningún delito.
Tras su declaración del lunes, Lagomarsino le prometió a la fiscal que no hablaría con los medios, razón por la cual no fue posible dialogar con él en forma directa. Sin embargo, recurrió a una magistrada conocida de su familia, para salir al cruce de la versión del martes que le adjudicaba un posible vínculo con algún servicio de inteligencia. En la procuración ayer le entregaron a la fiscal los detalles de los contratos sucesivos que firmó, pero más allá de eso, no tienen datos, porque Lagomarsino dependía directamente de Nisman.